Saliendo desde el hoyo 10 de los primeros de la mañana, el golfista vasco convirtió su discurrir por esa zona del campo en una sucesión de sensaciones épicas. “No se puede jugar mejor”, sentenció tras entregar la tarjeta en la que figuraban, en los 9 primeros hoyos, cinco golpes bajo par.
Aquello, efectivamente, había sido una fiesta que contó con la motivación adicional de un público “al que le agradezco mucho su apoyo, tanto en los momentos en los que lo hago bien como en los que atravieso por dificultades”, decía con sinceridad, situado en tercera posición tras los primeros 18 hoyos, sólo uno por detrás del chino Ashun Wu y del tailandés Kiradech Aphibarnrat.
Ansiosos por presenciar un gran espectáculo, Jon Rahm tardó muy poco en ofrecerlo. En su primer golpe ya generó admiración generalizada entre los aficionados que le siguen con fervor antes de culminar su primer hoyo con un birdie que constituyó el inicio de una ristra de espectaculares aciertos.
Tras tres hoyos de respiro cumpliendo con el par, Jon Rahm provocó el primer gran rugido audible de sus seguidores cuando le arañó dos golpes al recorrido en el hoyo 14, un sensacional eagle que le afianzó en las primeras posiciones de la tabla.
Agresivo, amante del riesgo pero al tiempo sereno y acertado, Jon Rahm combinó a la perfección esa amalgama de virtudes que le convierte en un jugador único con otros dos oportunos birdies, un resultado parcial, 5 bajo par, que le confirmaban entre los puestos nobles de la tabla a su paso por su noveno hoyo.
Restaba, eso sí, toda la segunda vuelta, un tramo del campo donde surgieron las dificultades plasmadas mediante un bogey en el hoyo 1 que, aunque finalmente constituyó su único error del día, generó algunas dudas en su juego bien resueltas a base de oficio.
Con la rotundidad que le caracteriza, la travesía por el pequeño desierto de Jon Rahm concluyó en el hoyo 4, cuando las aguas retornaron a su cauce, cuando el vasco volvió a inscribir birdies en su tarjeta (hoyos 4, 5 y 8) y cuando el público tuvo otra vez oportunidad de aclamarlo con la fuerte convicción de haber presenciado, de nuevo, una actuación primorosa.
El vasco, perfectamente situado para encarar la segunda ronda, no fue por supuesto el único protagonista del inicio del torneo. El chino Ashuan Wu, el tailandés Kiradech Aphibarnrat y el holandés Darius Van Driel se convirtieron en los primeros líderes con 8 bajo par, el primero de ellos sin error alguno en su inmaculada vuelta, el segundo gracias a una serie de 5 birdies consecutivos en los seis últimos hoyos y el tercero con 9 birdies y un bogey que les llevó a todos ellos a recibir asimismo el brillo de los focos.
También máxima adaptación al terreno demostró el madrileño Luis Masaveu, un joven amateur con buen futuro que solventó a la perfección los entresijos de un recorrido que, según sus palabras, le viene como anillo al dedo. Masaveu, una curiosa mezcla de desparpajo y serenidad, acabó sonriendo con amplitud gracias a una sobresaliente ronda de 5 bajo par que le instala dentro del Top 10, y eso que su tarjeta incluyó 3 bogeys que compensó eso sí con creces con aciertos en 7 hoyos, uno de ellos un eagle en el 14… como Jon Rahm.
Mucho más tarde, al filo ya de la conclusión de la jornada, Álvaro Quirós y Alejandro Cañizares se sumaron al festival español. El gaditano, ganador de este Open de España en 2010, recordó a ese jugador de antaño con capacidad para alcanzar las cotas más altas, una actuación imitada por el madrileño. Sus rondas, de 5 bajo par también, tuvieron mucho acierto y poco lastre para convertirse por méritos propios en otros dos de los grandes protagonistas de la primera jornada.