82 títulos. Sí, han leído bien, 82. Tiger Woods coronó su entorchado número 82 para seguir ampliando sus vitrinas y alcanzar nuevos hitos en el golf. No cabe duda que ha vuelto y que, aunque no en todos los torneos brille, en los que se marca en rojo siempre da mucho de qué hablar.
Y este era uno de ellos. A pesar de la lluvia, a pesar del mal tiempo, de los parones…nada impidió que Tiger se llevara el título con una última ronda de 67 golpes (cinco birdies y dos bogeys), que le sacara tres al local Hideki Matsuyama y que igualara, con el putt vencedor, a Sam Snead como el jugador con más victorias en el PGA Tour aunque, eso sí, nueve años antes que él.
Desde luego, en esta cita no partía como uno de los favoritos, pues su rendimiento estaba lejos de el de hace unos meses debido a la operación de rodilla de agosto (ya lleva cinco), pero las muñecas las tenía perfectas y de ahí salió magia para remontar en la tabla y superar a un Matsuyama al que el público llevaba en volandas pero que terminó deshaciéndose.
A pesar de que le tocó una maratón de golf, su rodilla aguantó y le dio un gran empuje cuando el torneo se volvió a parar. le quedaban siete hoyos por delante y marchaba con tres de ventaja. Parecía hecho pero ya se sabe que hasta la última bola hay que apretar, y él lo hizo, aunque no demasiado, teniendo en cuenta que por detrás ni Rory McIlroy (67 y -13) ni Sungjae Im (65 y T3) terminaban de incomodarle.
Bogey nada más reaparecer (hoyo 12) y un par tras un mal putt en el 13, pero en el 14 carburó con un birdie al que sumó otro más en el 18 para poner la puntilla definitiva, la guinda. Un triunfo que sabe a miel pura.
Así, se lleva este año otro título que suma al Masters de Augusta, su gran conquista de la temporada, demostrando que aun siendo veterano y con mil heridas, sigue en la brecha. Y ojo porque se mete de lleno entre los mejores del mundo, en el sexto lugar, uno por debajo de nuestro Jon Rahm. Tiger mira hacia arriba y eso es sinónimo de espectáculo.
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Fotos: PGA Tour