Parece que Rory McIlroy ha utilizado como banco de pruebas de cara al US Open este RBC Canadian Open y desde luego si ha estado probando cosas, mejor resultado no podría haber conseguido. Exhibición en la cuarta y última ronda, una tremenda pegada y acierto máximo en los greenes. Todo ello para un 61 que pudo ser incluso más bajo y que le confirió siete golpes de ventaja respecto al segundo.
Hacía mucho que no se le veía al norirlandés este »modo devastador», pero lo cierto es que lo tiene y cuando aparece pocos pueden igualarle. En esta última ronda volvió a rebajar sus prestaciones una vez más, ahora con un inicio que ya prometía (cinco birdies en los nueve primeros) y siguiendo con el espectáculo en la segunda mitad (birdies en el 11, 12, 13 y 14, eagle en el 17 y bogeys en el 16 y 18, dos pequeñísimos lunares).
Su parte final con bogey-eagle-bogey le pudo haber conferido incluso un 59 si su sacada de bunker en el 18 hubiese sido ligeramente mejor, pero nada importaba, el trabajo estaba hecho y nadie le inquietaba desde la lejanía. Un triunfo que le permite cargar las baterías de optimismo de cara al Grande que está por venir.
A su espalda, pero a cierta distancia, el 67 de Shane Lowry (-15), empatado con Webb Simpson, mientras que en cuarta posición finalizaban Matt Kuchar y Brandt Snedeker.
Los nombres más importantes quedaban bastante abajo, como es el caso de Henrik Stenson (70 y T8), Justin Thomas y Dustin Johnson (69 y T20), Joaquin Niemann (70 y T31), Brooks Koepka (70 y T50) o Bubba Watson (71 y T63).
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Fotos: PGA Tour