Miguel Ángel Jiménez ya puede decir que es, a todas luces, el primer español en ganar un Major del PGA Tour Champions. Y además, lo ha hecho con solvencia y tres golpes de diferencia respecto al siguiente jugador.
El andaluz terminaba con su peor vuelta, 70 golpes, pero con una clara sensación de seguridad y mucha alegría, sobre todo al ser felicitado por otro grande, José María Olazábal.
Es el primer grande también en la carrera de Jiménez, quien levantaba al cielo la copa de campeón y recibía honores y aplausos. Todo más que merecido.
El malagueño salía con tres de ventaja respecto a Steve Stricker, un hueso duro de roer y con quizá el más complicado, Bernhard Langer, uno de los dominadores de este circuito, bastante lejos. No obstante, había que cerrar cualquier vía de escape por donde pudiera irse el torneo y vaya si lo cerró, a pesar de empezar con bogey en el 1, pero los birdies del 5 y el 7 le aportaron bastante tranquilidad, toda vez que vivió uno de esos días en los que los golpes con el putter no eran todo lo incisivos que en días previos.
Con la mitad del trabajo hecho y sin demasiados oponentes por delante (únicamente la leve escalada de Joe Durant y Gene Sauers (69 los dos) y los 64 de Jeff Maggert, mejor vuelta del día), se limitó a disfrutar y minimizar los errores, sin necesidad de tener que apurar en cada hoy. Calma y paciencia, armas de veterano, para anotarse dos bogeys más y tres birdies (uno en el 18 para terminar de sentenciar) en la segunda mitad de vuelta.
Stricker le apretó de nuevo, empatándole en el 14 merced a dos birdies seguidos, pero Jiménez supo reaccionar y devolverle la moneda con el birdie del 16 y el del 18.
Olazábal, por su parte, no tuvo, por contra su día, ni su torneo, y únicamente pudo finalizar una ronda por debajo del par, terminando en el puesto 64 con +7 de acumulado y 76 golpes en el desenlace.
