Y es que, si complicado es dar con una bola que cae desde el cielo a otra que está sobre el green y desviarla, como le ha pasado a Jon Rahm este jueves en el PGA Tour, más complicado es lo que conseguía hace años, en el 2009, Leif Olson en el Open de Canadá.
Su golpe, además, llevaba implícito la posibilidad de ganar un BMW Z4 Roadster y esto fue lo que pasó…