Arrancó el Deutsche Bank Championship y lo hizo con dos jugadores al frente, dos norteamericanos para no variar, James Hahn y Ryan Moore, compartiendo tarjetas de 65 impactos.
Solventes de tee a green, su acierto les permitía liderar con uno de ventaja sobre tres perseguidores, Paul Casey, Fabián Gómez y Brian Stuard, todos ellos con -5.
Hasta ahí, ningún favorito en principio, ya que a estos hay que buscarlos algo más abajo, encontrando a los dos primeros Jim Furyk y Adam Scott, en el séptimo lugar, con -4, mientras que los pesos pesados vienen casi todos con -3. Ahí es donde están Justin Rose, Jimmy Walker, Henrik Stenson, Dustin Johnson Jordan Spieth…palabras mayores, y Sergio García.
El de Borriol se mostró muy fiable, ofreciendo un 68 de fino toque, no perdiendo calles y pudiendo incluso hacer menos golpes, acicate para las jornadas venideras en las que debería mantener este nivel.
Sigue sin arrancar Rory McIlroy, ni cambiando hierros, ni el putter…nada, sigue sin inspiración, a lo que se sumó un triple bogey en el hoyo 12 que terminó por derrumbar su escasa consistencia y le mandó hasta el puesto 67 (71 golpes), si bien más abajo aun se colocaba Phil Mickelson con 75 con un cuádruple bogey en el 6, donde se fue a los juncos, pegado al agua y desde ahí la intentó sacar sin suerte un par de veces, hasta que tuvo que droparse.
Y por último, día no demasiado bueno para Jason Day quien, tras entregar sus 70 golpes y colocarse en el puesto 48, recibía una mala noticia, aunque con buen final: su mujer Elli, sus hijos Dash y Lucy y una amiga de la pareja, Katie, se habían visto envueltos en un accidente de tráfico cuando un autobús chocó contra su coche, y tuvieron que ser trasladados al hospital y únicamente tendrán que estar en observación durante unos días.
