El pasado martes, numerosos golfistas se reunieron en el tee del hoyo 10 para competir y también divertirse. Concurso de fuerza y pegada en el que se congregaron, además, numerosos aficionados para ver como el jugador sudafricano, Louis Oosthuizen era el vencedor final.
Con un golpe de 311 metros terminaría primero la competición, al tiempo que, junto al segundo y tercer clasificado, recibiía una pinza para billetes inspirada en la que recibió Nicklaus en 1963, la primera de las dos veces consecutivas que ganó el concurso.
Con su gran tiro superaba, de igual manera, la marca de 309 metros de Jason Day, y se llevaba también la donación de 25.000 dólares para repartir entre dos obras solidarias que llevan su nombre.
Por primera vez en dos semanas, el gran favorito Rory McIlroy no ganó nada porque falló la calle con sus dos intentos; el tercer puesto fue para Johan Kok, el compañero de partido de Oosthuizen, uno de los 20 profesionales de club de la PGA que se ha clasificado para el último grande del año.
«Cuando llegamos al 10 y vi los nombres que había apuntados en la pizarra comprendí que tenía que mandarla lejos. Cuando le tiro a dar casi nunca me sale recta, pero esta vez el viento me la metió en calle», comentaba el flamante ganador.
«Me gustan estos concursos antes del torneo. Además de este, en Augusta se juega el par 3 y en TPC Sawgrass los caddies juegan el hoyo 17. Yo siempre participo porque sirven para relajarnos un poco y al mismo tiempo divertimos al público».
El primer concurso de drive se celebró en 1952 en el Country Club de Big Spring. Once años más tarde en ese mismo campo, Jack Nicklaus estableció el récord en 312 metros utilizando un palo de madera y una bola enrollada de núcleo blando.