La rodilla de Tiger Woods lució tan fuerte como el golfista ha dicho que está. Y la forma de jugar de Woods tampoco estuvo nada mal.
Woods, que jugó su primera ronda en casi tres meses, se apuntó tres birdies y abrió con una tarjeta de 68 golpes, bajo par, en el torneo Bridgestone Invitational.
Con su juego, Woods demostró que no tiene ya problemas con su lesión. Buscó todo tipo de golpe desde cualquier terreno o ángulo a la largo de la jornada.
El público que quería ver la salida de Woods fue tan numeroso que abarcó las márgenes a todo lo largo del primer hoyo, además de rodear el green.
«Me siento muy bien», dijo Woods. «Como cualquier golfista que ha estado fuera por una lesión, el regreso me puso un poco nervioso; quería saber qué pasaría. Pero mis sesiones de práctica fueron buenas, así que no hay razón por la que debiera estar preocupado. Salí a jugar y dejé que lo demás ocurriera por sí solo».
Su ex caddie también mostró el tipo de desempeño que normalmente ha tenido en este evento.
Steve Williams, que trabaja ahora permanentemente para Adam Scott, un mes después de que Woods lo despidió, ayudó a que el australiano tuviera una ronda impecable para igualar el mejor marcador de su carrera, un 62 golpes, que lo dejó en lo alto de la clasificación, con un golpe de ventaja.
Williams estuvo con Woods durante los siete triunfos que consiguió en ese torneo, incluido uno en el 2000, cuando impuso un récord de 259 golpes y ganó por 11 de diferencia.
«El no piensa que es tan difícil firmar una tarjeta de 62«, dijo Scott. «Fue algo normal«.
Woods, quien no completaba una ronda desde el Masters, tuvo su mejor recorrido inicial de un torneo en todo el año. Sin embargo, en unas condiciones meteorológicas favorables, su tarjeta apenas le permite compartir el décimo octavo puesto, a seis goles del líder.
Bajo un cielo nublado en la mañana y con poco viento en la tarde calurosa, la mitad de los 78 participantes en el torneo quedó debajo del par.
Jason Day, que empató el segundo puesto con Scott en el Masters, firmó ronda de 63 impactos por la mañana. Nick Watney, ganador del torneo de Doral este año, incurrió en un bogey en el último hoyo y aún así se anotó un 65.
Pablo Larrazábal entregó una magnifica tarjeta de 66 golpes, seguido por Sergio García, con 68; Álvaro Quirós, con 73, los mismos que Miguel Ángel Jiménez.