Louis Oosthuizen se ha coronado por primera vez en este torneo en casa. El Open de Sudáfrica era de lo poco que no había ganado, pero ya tiene su nombre escrito y no descarten que sea el primero de otros que lleguen más adelante.
La victoria le llega, además, tras cerrar todas las puertas y conseguir de nuevo 67 golpes para imponerse con -18 de acumulado (seis de diferencia respecto al segundo) en un día en el que el viento dio algo de tregua y quizá por eso, por no tener al aire de aliado, entró al campo frío y sin el punch de los días previos, lo que le granjeó dos bogeys en los tres primeros para hacer sonar las alarmas.
Los que iban por delante se enteraron y apretaron más si cabe, especialmente Romain Langasque (66), segundo en solitario, pero entonces, la maquinaria volvió a funcionar; parcial de cuatro birdies entre el 4 y el 9 para apagar las las llamas y no dejar siquiera los rescoldos.
Continuó en los nueve segundos más tranquilos y en el 14 dio la puntilla con un eagle que certificó en el 16 con birdie y solo maquilló tímidamente con bogey en el 17. Todo controlado.
A su título le ayudó también el hecho de que ni Matt Wallace (74) ni Madalitso Muthiya (73) se aprovecharon de su flojera, temblando aún más, y como Branden Grace estaba demasiado atrás como para inquietar a pesar de un inicio prácticamente perfecto (cinco birdies en los siete primeros), lo mismo que Charl Schwartzel, pero en su caso solo obtuvo de renta tres birdies y dos dobles bogeys.
A pesar de ello, se lleva como premio, junto a Langasque y Oliver Wilson, el billete para el Open Championship de 2019, un aliciente más.
En cuanto a Alejandro Cañizares, mejoraba números y eso se le notaba en la cara. Ronda de 70 golpes para él con mejoría de 11 posiciones gracias a los cinco birdies, dos bogeys y un doble bogey, en el 18, que se anotó.
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Fotos: European Tour
