Partía en la jornada final Jon Rahm con uno de desventaja respecto a Nacho Elvira y dos respecto a Paul Dunne, y se encargaba de, a lo largo de 18 hoyos magníficos, sacarle dos al irlandés y tres al cántabro. Un verdadero golpe sobre la mesa.
Dijo que venía a ganar y lo ha hecho, dijo que la estrategia no le había funcionado porque no iba primero, y también dijo que era el título que le faltaba y ya lo tiene. Todo a favor para Jon Rahm en un día donde, con 67 golpes (seis birdies y un único bogey) volvía a dar una demostración de su carácter competitivo y de su pundonor. No había cansancio que valiese, no había excusa, solo había un objetivo: la victoria.
Empezó igual que el sábado, con dos birdies en los dos primeros, metiendo la presión que ya anunció en la previa, y únicamente Nacho Elvira le podía responder, con birdie también en el 1.
Había máxima igualdad sobre el campo y un triple empate en lo alto de la tabla hasta que Rahm lo rompió en el 4. En una de las pocas salidas en las que no conseguía coger calle, podía salvar el tiro y llegar al green con teórica comodidad para hacerse con el par y meter presión a los dos que venían por detrás. Elvira y Paul Dunne lo notaban y fallaban, logrando bogey y quedándose a uno del vasco, en ese momento líder en solitario.
Mientras, metía presión el sudafricano George Coetzee, autor de una vuelta brillante, sin errores, y con eagle y siete birdies para terminar con 63 y ponerse también con -16. Gran final para él en una semana en la que únicamente cometía siete bogeys por un total de 21 birdies.
Volviendo al trío de protagonistas, el siguiente en golpear era Elvira. En el 5, un par 5, lograba un putt estratosférico y un merecido eagle para decir »Aquí estoy, y he venido a pelear». Ninguno de los tres quería perder comba y la tensión se podía notar en cada golpe, el miedo al fallo era muy grande.
Al paso por el ecuador, sin embargo, continuaba la medición entre los tres. Elvira y Dunne tenían alguna que otra complicación para coger las calles, a Rahm también se le escapaba alguna pero los tres recuperaban siempre con sobresaliente y es que se medían una y otra vez, jugando su partida y la de sus rivales.
Desde el 9 y hasta el 13 Rahm daba el hachazo, logrando dos de ventaja (-19) respecto a sus rivales. El vasco sabía que era el momento de cambiar el ritmo, de sorprender, y lo hizo. Birdies en el 10 y el 13 para poner pies en polvorosa pero Elvira no había dicho la última palabra y en el 14, tirazo en el green con un putt para birdie largo, muy largo que le hacía apretar el puño al acertarlo y levantar a la grada. Empate con Rahm y éxtasis nacional.
Finalmente, en el último momento, quizá la tensión o quizá el ansia de victoria fue lo que provocó que Elvira errar en el 17, cuando todo hacía presagiar un desempate con Rahm. Doble bogey para el cántabro y decepción en su cara, sabía que había perdido toda opción, sabía que su escalada y aguante terminaba ahí, pero el público supo reconocer su esfuerzo.
Dunne intentó apretar con un birdie en el 18 pero ya estaba demasiado lejos, demasiada distancia y Rahm ya agarraba el trofeo con las dos manos, y su sonrisa le delataba, era el ganador.
47.218 asistentes que se dice pronto, el verdadero premio para él, más allá del económico y del trofeo, es ese cariño de la afición, el de un campo entregado al chico de Barrika que, una vez más, ha demostrado su compromiso con el golf español, ese que tanto le dio en su etapa de formación (algo que nunca se cansa de repetir) y que, aunque él no lo crea, ya lo ha devuelto con creces.
Y, por supuesto, otro ganador es el golf español, que ha visto cómo la afición ha respondido y ha acudido al campo día sí, día también y ha demostrado que el golf tiene tirón, y mucho.
Enhorabuena Jon, enhorabuena campeón.
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