Al inicio de la jornada, Rickie Fowler contaba con tres golpes de ventaja que se fueron desvaneciendo hoyo a hoyo a partir del noveno. Por delante, le metían presión Rory McIlroy y Henrik Stenson.
Fowler hizo siete pares consecutivos y en el 17 la metió desde fuera para ponerse dos por delante. Posteriormente, un par en el 18 hizo que superara a Thomas Pieters, su compañero de partido, quien también le iba poniendo las cosas difíciles y que finalmente se colocó segundo (-15) con una buena tarjeta de 67 impactos.
El norteamericano comenzaba la segunda parte de su vuelta y, en el hoyo 7, un doble bogey amenazó su liderato, ofreciendo un resquicio de dudas ante sus rivales, si bien en el hoyo 8, el par le salvó la tarjeta.
«En el 7 pegué un mal golpe, así que merecía algo de castigo, pero no tanto. El bogey habría sido buenísimo, pero no pude. Me apunté un cinco y volví a subirme al caballo. En el siguiente pegué un gran drive, un segundo golpe un poco corto y una sacada de bunker perfecta», comentaba Fowler al terminar.
«Me estoy preparando a fondo para Augusta, y creo que nunca he estado tan en forma al principio de la temporada como este año. Ahora mi meta es ganar un grande, y esta victoria es un paso en la buena dirección».
Con este título, Fowler logra su segundo entorchado del Circuito Europeo tras adjudicarse el Open de Escocia el año pasado y se convierte en el segundo norteamericano, tras Chris DiMarco, en llevarse este trofeo. Además, sube hasta el cuarto lugar en el ranking mundial, justo por detrás de Jordan Spieth, Jason Day y McIlroy.
Henrik Stenson y Rory McIlroy empatan finalmente en tercera posición con -14, mientras que Spieth, que se fue hasta los 68 golpes, se tuvo que conformar con un quinto puesto compartido con Marcel Siem, An Byeong Hun y el español Alejandro Cañizares, quien en los dos últimos días de competición entregaba grandes tarjetas (66 y 69) con diez birdies y un único bogey.
Así lo cuenta el español, quien llegó incluso a colocarse a un golpe de Fowler: «El juego largo no ha estado muy fino. Me ha costado meterla en la calle, sobre todo el primer día y hoy domingo, pero he luchado todo lo que he podido y he sacado muy buenas vueltas; en cambio con el pat he estado muy consistente, me he sentido muy cómodo y me divertía pateando. En ningún momento he mirado el resultado porque pensaba que tendría que llegar por lo menos a 15 y no me veía con la finura para atacar al primero. Al final ha salido un bogey que tenía que salir porque he fallado muchos golpes por la izquierda y muchas salidas. Aparte de eso, he salvado pares desde todas partes».
Rafa Cabrera-Bello (70-72 el fin de semana) termina en el puesto 14 con -9 mientras que Pablo Larrazábal (73-68) lo hace en el 26 con -6 y Eduardo de la Riva (76-70) en el 61 con -1.