Los golfistas son supersticiosos. Conservan marcadores de bolas de la suerte durante años, reniegan de los palos malditos y siempre cambian algo cuando las cosas no van bien.
Para el equipo del New York Golf Club desesperado por conseguir su primera victoria en la TGL, cambiar la música de la introducción el martes no le vino nada mal antes de ganar por 10-3 al Jupiter Links Golf Club.
Rickie Fowler, Matt Fitzpatrick y Cameron Young parecían listos para empezar en cuanto sonó la trompeta con «Narco», que los presentó en el SoFi Center, liderado por el primera base de los New York Mets Pete Alonso.
Después de anotar dos puntos en sus dos primeros partidos combinados, Nueva York anotó tres en los tres primeros hoyos del martes y se puso con una ventaja de 8-2 en triples. El grupo se mostró muy concentrado e intenso, y enseguida sacó al público del partido.
Eso es difícil de hacer cuando Tiger Woods está en el lado opuesto. A Woods, Kevin Kisner y Tom Kim les costó arrancar desde el principio, y fueron víctimas de un tempranero lanzamiento de Hammer por parte de Nueva York, que les dio un golpe de dos puntos en el tercer hoyo y les hizo perder por 3-0. Nueva York aumentó su ventaja hasta el 8-0.
Nueva York aumentó su ventaja a 8-0 en ocho hoyos y ofreció un espectáculo a sus seguidores, entre los que se encontraban Alonso, el segunda base de los Mets Jeff McNeil y el legendario pitcher de los Yankees de Nueva York y el miembro del Salón de la Fama CC Sabathia.
Jupiter se puso por fin por delante en el marcador después de lanzar el Hammer en el par 5 del hoyo 9. Kim embocó un golpe de para birdie. Woods sumó otro punto en el 10º, cuando hizo birdie en el par 5 «Sterling» para ganar en individuales a Cameron Young.
Woods también proporcionó un poco de alivio cómico al preguntar por la distancia de su approach en «Temple», el hoyo 13 de par 4. El viejo amigo y socio de Woods, Rob McNamara, le dijo 99, es decir, 199 yardas.
El mensaje se perdió en la traducción y Woods golpeó el pitching wedge a 100 yardas de la bandera, mientras sus compañeros de equipo se desternillaban de risa.
«Acaba de suceder uno de los momentos más embarazosos de mi carrera golfística», dijo Woods con una gran sonrisa.
