Russell Henley hizo birdie en sus dos últimos hoyos para un 64 (-8) y el liderato. Y ahí estaba Scottie Scheffler, con cara de no haberse ido nunca.
Scheffler, fuera del golf durante un mes por una extraña lesión haciendo raviolis, abrió con un bogey en Spyglass Hill, no hizo otro bogey en el resto del recorrido, falló sólo un green y comenzó su bis con un 67.
«Me gusta lo que he visto hoy», dijo Scheffler, que acabó perdiéndose dos torneos para empezar el año. «Pegué algunos golpes errantes, pero en general mantuve el campo delante de mí la mayor parte del tiempo, así que pude hacer una cantidad decente de birdies».
Jordan Spieth, el tres veces campeón de un Major que jugó por última vez en agosto antes de someterse a una operación en la muñeca izquierda que puso fin a la temporada, se quedó sin birdies tras un sólido comienzo en los últimos nueve hoyos en Spyglass Hill, y tuvo que conformarse con un 70.
Las condiciones eran tan tranquilas como probablemente lo serán esta semana, con algo de nubosidad y tiempo fresco. Pebble Beach suele ser el lugar donde hay que estar cuando no sopla el viento debido a las oportunidades de puntuación, especialmente en los siete primeros hoyos. Es el peor lugar para estar -en términos de competición de golf, al menos- cuando llega el viento.
El público estaba relativamente tranquilo hasta que se animó cuando una madera de calle de Scheffler apenas cubrió el búnker en el par-5 14 para preparar un putt de eagle.
Pero no fue por Scheffler. McIlroy estaba jugando por delante de él, y su sand wedge desde 119 yardas voló directo a la copa para un hoyo en uno.
«Es un tee tan elevado que la bola está en el aire y sabes que está en línea, pero no sabes si decir: ‘¡Ve!’ o ‘¡Siéntate!’ o ‘Gira’, o ‘Suelta’ o lo que sea», dijo McIlroy. «La estás mirando y estás viendo dónde podría aterrizar en el green y la bola simplemente desaparece».
Rory McIlroy tiró un 66, incluyendo un 33 en los últimos nueve.
Shane Lowry jugaba en Pebble Beach cuando pegó una belleza de wedge de 54 grados que aterrizó a la izquierda y rodó hasta el hoyo. Fue un gran golpe. Y sí, hay un poco de fortuna para todos los buenos golpes de golf.
«Gran rebote, fue perfecto. Giró y giró hacia el hoyo. Fue genial», dijo Lowry. «Sé que a veces soy bastante bueno, pero ya sabes, un poco de suerte de vez en cuando también ayuda».
Lowry también abrió con un 66 y juega en Spyglass Hill el viernes, con la posibilidad de que el viento y la lluvia aumenten cada día.
