Golf Confidencial . Fue un sábado soleado de primavera por más señas. En el campo de golf Cortijo Grande de Turre se jugó un torneo de 20 hoyos: los dieciocho de rigor; el diecinueve, grande como una paella de considerables dimensiones, y el hoyo Cero. Se trató de un campeonato en el que nadie perdió. En definitiva, se buscaba que todos ganasen y, desde luego, todos los lo hicieron.
En los orígenes de esta cita, Bonifacio González tomaba café con unos amigos en un bar de Olula del Río. Como sin querer, allí comenzó el Tee de salida, la parte donde se inicia el juego de golf, el hoyo Cero. Bonifacio y acompañantes decidieron «hacer un torneo de golf benéfico para ayudar económicamente a la ‘Asociación de personas discapacitadas Ver de Olula’ y, fundamentalmente, darla a conocer en esta zona. Me pusieron al habla con el padre de un niño discapacitado, conocí al director de la Asociación, Juan Francisco Garre». En un par de meses desarrollaron el proyecto, fijaron fecha para el día 18 de mayo, cargaron los palos y colocaron la bola en el punto de partida.
Jugaron todos, cada uno en lo suyo. Los padres, a por todas. Los niños, con un monitor de golf puesto a su disposición por el Club. Los voluntarios de Protección Civil de Turre, en sus tareas. Guadalinfo de Turre con la entrega de una réplica de un Vaso Argárico. El Ayuntamiento turrero con las camisetas. Los trofeos fueron entregados por los niños discapacitados que, a su vez, también recibieron sus correspondientes premios.
Muy emocionad, Bonifacio González, confesó: «La felicidad de los niños fue mucho más importante que el aporte económico que se consiguió». Lo mismo que el objetivo de dar a conocer la existencia de una Asociación, entre otras, que se ocupa de los niños discapacitados.
El municipio de Turre ha acogido un campeonato con fines solidarios en el que todos los participantes ganaron Las asociaciones reclaman medios para combatir este problema
Fue un sábado soleado de primavera por más señas. En el campo de golf Cortijo Grande de Turre se jugaba un torneo de 20 hoyos: los dieciocho de rigor; el diecinueve, grande como una paella de considerables dimensiones, y el hoyo Cero. Era y fue un campeonato de golf en el que nadie perdió, se trataba de que todos ganaran y ganaron todos. Toda historia que se precie tiene un principio, el de ésta sucedió allá por el pasado invierno: Bonifacio González, Boni para los amigos, tomaba café con unos amigos en un bar de Olula del Río. Como sin querer queriendo allí comenzaba el Tee de salida, la parte donde se inicia el juego de golf, el hoyo Cero. Boni, Bonifacio y acompañantes decidieron «hacer un torneo de golf benéfico para ayudar económicamente a la ‘Asociación de personas discapacitadas Ver de Olula’ y, fundamentalmente, darla a conocer en esta zona. Me pusieron al habla con el padre de un niño discapacitado, conocí al director de la Asociación, Juan Francisco Garre». En un par de meses desarrollaron el proyecto, fijaron fecha para el día 18 de mayo, cargaron los palos y colocaron la bola en el punto de partida.
Jugaron todos, cada uno en lo suyo. Los padres, dale que te pego a la bolita. Los críos con un monitor de golf puesto a su disposición por el Club. Los voluntarios de Protección Civil de Turre, en sus tareas. Guadalinfo de Turre con la entrega de una réplica de un Vaso Argárico. El Ayuntamiento turrero con las camisetas. Los trofeos fueron entregados por los niños discapacitados que, a su vez, también recibieron sus correspondientes premios. Bonifacio González, Boni para los amigos, era incapaz de reprimir las lágrimas aunque no sólo él, «la felicidad de los niños fue mucho más importante que el aporte económico que se consiguió». Lo mismo que el objetivo de dar a conocer la existencia de una Asociación, entre otras, que se ocupa de los niños discapacitados.
Fuente: El Almería
