En la década de 1970, surgió una atracción mágica en la zona de Orlando bajo la dirección de una de las figuras más célebres del siglo XX en Estados Unidos. Se trataba de Bay Hill Club & Lodge, propiedad de Arnold Palmer.
En realidad, la historia de Bay Hill se remonta a un poco antes de la compra por parte de Palmer, y antes de que Walt Disney empezara a inspeccionar la zona de Orlando para Walt Disney World. Dick Wilson diseñó dos campos de nueve hoyos, Champion y Challenger, que se inauguraron en 1961. El campo se sembró con Tifway Bermudagrass, convirtiéndose en el primer campo de golf del mundo en utilizar la ahora icónica superficie.
Tras el fallecimiento de Wilson en 1965, Bob Simmons diseñó otros nueve hoyos, el Charger, que elevó Bay Hill a 27 hoyos.
Por aquel entonces, Palmer se encaprichó de la propiedad. En 1965, Palmer visitó Bay Hill para jugar y ganar un torneo de golf benéfico. Según cuenta la historia, Palmer volvió a casa inmediatamente después y le dijo a su mujer Winnie que quería comprar el campo. En 1970, alquiló el club por cinco años con opción de compra.
Tras hacerse con la propiedad total en 1975, Palmer añadió sus propios toques al campo y, en 1979, el Florida Citrus Open se trasladó del cercano Rio Pinar Country Club a Bay Hill. Los campos Champion y Challenger se combinaron originalmente para formar los 18 hoyos del Bay Hill Citrus Classic de 1979 y, desde entonces, el campo ha albergado el Arnold Palmer Invitational.
Viniendo del PGA National, que contaba con solo dos pares 5 y 15 hoyos con agua en juego, Bay Hill ofrece más desafíos relacionados con la longitud, aunque el golf objetivo no se pierde. Desde 2016, Bay Hill ha requerido más golpes de aproximación de más de 200 yardas que cualquier otro campo del PGA Tour. Eso se debe en gran parte a los largos par 3 y los alcanzables par 5 de Bay Hill. Muchos de esos golpes requieren hierros largos sobre el agua y obligan a los jugadores a empezar a pensar en sus palos de aproximación cuando todavía están en el tee de salida.
El tercero debería hacer que el pulso de un jugador se acelere inmediatamente en el tee de salida. El hoyo en forma de L gira justo en la marca de 250 a 300 yardas, donde los jugadores preferirían jugar sus drives. Con agua a lo largo de todo el lado izquierdo de este dogleg a izquierdas, los jugadores deben desafiar el borde del agua con el driver o coger menos palo y preocuparse del agua a la izquierda del green en el golpe de aproximación.
El sexto toma el desafío del tercero y lo amplía a un par 5 con un dogleg a la izquierda más severo. En el tee, los jugadores pueden elegir su mejor línea para despejar el enorme lago y darse un tiro al green en dos. El agua a corta distancia y a la izquierda entrará casi definitivamente en juego para cualquier jugador que golpee el green en dos.
Sobre el papel, el hoyo mide 555 yardas, pero un golpe completamente directo a la bandera requiere 350 yardas de golpe. Ningún jugador ha convertido un drive así en la historia del PGA Tour.
Otros hoyos, como el 9 y el 10, incluyen bunkers que se adentran en la calle y obligan a los jugadores a tomar la difícil decisión de atacar o quedarse cortos. El hoyo 16 es un par 5 de 511 yardas que también utiliza bunkers para reducir la calle antes de que los jugadores deban llevar agua para su segundo golpe a este par 5 muy alcanzable. Un foso de agua cerca del green penaliza cualquier error corto, con un diseño similar al del hoyo 15 en el TPC Scottsdale hace tres semanas.
El 18 es una prueba final que requiere un approach aéreo para pasar.
Entre 1994 y 2006, Bay Hill atravesó un periodo de 13 años en el que su puntuación más alta de victorias fue de 12 bajo. Aunque no se trataba de un campo fácil, Bay Hill era claramente más indulgente que algunos de sus homólogos de Florida.
Durante la última década y media, encabezada por un rediseño en 2009 dirigido por Palmer, Bay Hill ha afilado sus dientes. Desde 2007, sólo tres ganadores del Arnold Palmer Invitational han terminado con una puntuación de 14 bajo par o menos. En 2020, con Tyrrell Hatton ganando con 4 bajo par y solo cuatro jugadores terminando bajo par, Bay Hill se situó como la parada más difícil del PGA Tour con un resultado medio de 2,1 sobre par. Esa cifra se mantuvo al norte del par en 2021, con una puntuación media de algo más de 1 sobre par. Scottie Scheffler hizo 5 bajo par el año pasado para ganar y sólo 10 jugadores terminaron bajo par.
Aunque Tiger Woods no juegue el Arnold Palmer Invitational esta semana, su presencia siempre se siente en Bay Hill. Después de todo, el campo aún se está recuperando de las casi dos décadas de dominio de Tiger.
Su primera victoria en Bay Hill fue hace más de tres décadas, cuando se adjudicó el U.S. Junior Amateur de 1991 en Bay Hill, la primera de sus tres victorias consecutivas en ese campeonato (a la que siguieron tres victorias consecutivas en el U.S. Amateur).
Tras no pasar el corte como amateur en 1994, Woods jugó el torneo 16 veces entre 1997 y 2013. Pasó todos los cortes. Quedó entre los 25 primeros en 14 de esos años y entre los 10 primeros en nueve ocasiones. Ganó ocho de esos eventos (2000-2003, 2008-2009, 2012-2013). Woods regresó una vez más en 2018, terminando quinto (su primer top-5 desde agosto de 2013).
El Arnold Palmer Invitational es el único evento activo del PGA Tour que vio a Woods ganar ocho veces en la misma sede. Woods también ganó el WGC-Bridgestone Invitational ocho veces en Firestone Country Club y ganó el Farmers Insurance Open siete veces en Torrey Pines, junto con el U.S. Open de 2008 en el Campo Sur de Torrey Pines.
Jon Rahm será de la partida esta semana tratando de dejar su sello en un campo y un torneo que desafía a los mejores y no cabe duda que el de Barrika es el mejor en la actualidad.
