El destino quiso que este año fuera a la inversa. No será así. La pandemia provocada por el Covid-19 no permitirá a los espectadores disfrutar de un recorrido que se ha ganado a lo largo de los años el respeto y el cariño de los aficionados y profesionales del golf mundial.
Situado en un acantilado en la esquina suroeste de la ciudad de San Francisco, rodeado por tres lados por el lago Merced, el TPC Harding Park se ha convertido en un gran campo de golf y está listo, por fin, para su mejor momento.
Su nombre hace honor al Presidente Warren G. Harding, un ávido golfista que murió en el Hotel Palace durante una visita a San Francisco. El campo se inauguró en 1925 y fue considerado el segundo mejor municipal del mundo, junto al Old Course de St. Andrews. El estilo imaginativo de los escoceses Willie Watson y Sam Whiting, que se habían unido para diseñar el Olympic Club, estampó la grandeza de Harding Park por la considerable suma de 300 dólares. La construcción de este llamativo pedazo de terreno arenoso y naturalmente ondulado costó 295.000 dolarés y dejó un digno rival como vecino de los famosos campos privados del área de la bahía, el Club de Golf de San Francisco y el Olympic Club.
La excelente reputación de Harding Park le vino dada como anfitrión del U.S. Amateur Public Links Championship en 1937 y 1956. El campo donde Byron Nelson ganó el Abierto de San Francisco en 1944 y 1945, y donde los grandes ganadores Ken Venturi, George Archer y Johnny Miller se lucieron en su juventud.
Como todo campo municipal sus fondos provienen de la ciudad que lo alberga. Una ciudad, San Francisco, que durante años descuido su mantenimiento. Los dientes de león salpicaban las calles, los bunkers se convirtieron en arenas movedizas y los greens mas parecían campos de trigo. Con un equipo de mantenimiento sin personal ni fondos, Harding Park se convirtió en la quintaesencia de un municipal desaliñado y apaleado pero querido.
Harding Park tocó fondo cuando fue convertido en un estacionamiento para el Abierto de Estados Unidos de 1998 y a nadie pareció importarle. Bueno, a una persona le importó.
Frank «Sandy» Tatum, que ganó el campeonato de golf individual masculino de la NCAA en 1942 como estudiante en Stanford, era justo el hombre necesario para dar el impulso. Puso sus ojos por primera vez en Harding Park en 1939 como competidor en el campeonato de golf de la ciudad de San Francisco. Jugó el evento 40 veces, llegando una vez a los cuartos de final. Tatum y sus compañeros devotos del campo creían que la impronta del magnífico recorrido de Willie Watson permanecía allí.
Tatum persuadió al comisionado del PGA Tour Tim Finchem para que asistiera a una cena con Charles Schwab un conocido e influyente bróker, el ex ejecutivo de Bank of America Gene Lockhart y el propio Tatum. Allí hizo su alegato de que Harding Park podría ser de nuevo un brillante ejemplo de lo mejor que el golf público representa.
De aquella cena resurgió, no sin muchas trabas y batallas, el TPC Harding Park que hoy será la sede del PGA Championship. Tatum, que murió en 2017 a los 96 años, no podrá ser testigo de ello, pero a buen seguro que todos los participantes le agradecerán su lucha por rescatar uno de los mejores diseños de golf del mundo.