Siempre eres tú contra el campo, contra los búnkers, los greenes, los obstáculos de agua o contra los compañeros de partida. Eres tú quien toma las decisiones, quien acierta y quien falla y por eso eres tú el que tiene la capacidad de mejorar.
El reto, tal y como nos cuentan en este artículo de la Federación Madrileña de Golf, está en superarte a ti mismo, en ganarte cada día, en rebajar tu tarjeta y mostrar que cada vez tienes un mejor dominio de cualquier situación del juego.
De esta forma se hace poco probable ver escenas de violencia tan frecuentes en otros deportes, y la tentación de hacer trampas se ve mitigada en gran medida.
No se estilan las patadas en las espinillas, ni los codazos en las costillas. No se ven golpes con los hierros o bolazos en la cara. No se insulta ni se escupe al adversario, porque el adversario somos nosotros mismos, y el campo mudo e impasible testigo de nuestros éxitos o fracasos.
Y al marcar el resultado hoyo a hoyo, la tarjeta nos indica dónde estamos y quiénes somos.
Igualmente se trabaja la autoestima, el sentido del esfuerzo y la superación, tan necesarios para bajar el hándicap como en cualquier actividad que desarrollemos en nuestras vidas. Todo esto y mucho más es el golf, un deporte noble que estimula incontables valores y que supone, en si mismo, un magnífico reto.