A muchos esta pulsera no les dirá nada, pero si decimos que se trata de un producto fabricado por la compañía Whoop y que ha servido para detectar a tiempo varios casos de coronavirus dentro del circuito, ya seguro que empieza a sonar.
Esta pulsera y los sensores que lleva internos ha sido entregada, en un número superior a las 1000 unidades, a miembros del PGA Tour, Korn Ferry y Champions Tour, así como a periodistas acreditados, trabajadores del campo, árbitros, etc., tal y como ellos mismos han informado a través de las redes sociales.
Se trata, a simple vista, de unas pulseras, pero que sirven para »monitorizar» al portador y comprobar y medir constantemente su estado físico.
Nick Watney fue el primero que, gracias a este dispositivo, alertó a la organización del PGA Tour y se retiró de la competición, tras avisarle la pulsera a través de la App del móvil, de que podía estar en contagio por su aumento de temperatura y su cambio en el ritmo de la respiración. Se le realizó la prueba y dio positivo.
Acto seguido fueron Cameron Champ, el caddie de Graeme McDowell y el de Brooks Koepka. Parece que el COVID-19 avanza sin freno en el PGA Tour, pero lo cierto es que, gracias a este dispositivo, el contacto de estas personas con el resto ha sido mínimo y se les ha podido poner en cuarentena antes de que llegara la competición y el mal fuese mayor.
Will Ahmed, CEO y fundado de Whopp, ha asegurado que, »tras entregar más de 1000 unidades de nuestras pulseras para prevenir el contagio en la competición, estamos analizando también miles de daos para intentar ayudar de la manera más rápida y efectiva y minimizar el riesgo de propagación del virus entre los jugadores y hacer así que el Tour sea seguro. En los últimos meses, los miembros de WHOOP han compartido sus diagnósticos de COVID-19, así como muchos casos en los que los casos sospechosos de COVID-19 dieron como resultado pruebas negativas. Usando esos datos, pudimos derivar un algoritmo capaz de identificar el 80% de los casos sintomáticos de COVID-19 simplemente al examinar los cambios en la frecuencia respiratoria a partir de la línea de base personal de cada miembro.
El hallazgo de que la frecuencia respiratoria puede desviarse de la línea de base antes de que comencemos a sentirnos enfermos significa que se puede aprovechar para ayudar a mantener a otros seguros, al informar a las personas infectadas que pueden propagar COVID-19 para que puedan distanciarse socialmente».
