Caray, pocas veces se juntan en una especialidad deportiva tantos elementos o conceptos físicos.
Por eso mismo, dejarle la responsabilidad de la consecución de distancia al palo y a la bola, no es justo ni real. Hoy en día, más que nunca, el cuerpo del deportista es responsable en una relación de causalidad (causa-efecto) de la consecución de la misma.
A finales de 2017, cuando Tiger Woods regresaba a los campos para disputar el Hero World Challenge, su torneo en Bahamas, llevaba diez meses sin competir. Era diciembre y desde febrero de ese mismo año (Farmers Insurance Open) no había aparecido, debiendo someterse a una segunda operación y posterior recuperación. Lo siguiente ya es historia. Ganó Tour Championship 2018, Masters y Zozo Championship 2019.
Recuerdo que hacíamos el directo del Hero Javi Díez y yo, tras la primera vuelta, Tiger se acercó al set de retransmisión de The Golf Channel. Le preguntaron sobre cómo se sentía, qué es lo que más había echado de menos, qué es lo que más había trabajado en su proceso de recuperación.
Curiosamente, lo que más le preocupaba era su velocidad de bola. El sabía que la velocidad de bola era la clave. No la velocidad de palo. Esto puede resultar extraño para la gran mayoría, pero voy a intentar explicarlo a mi manera, sin ser súper experto en biomecánica ni físico, para comprenderlo.
Para empezar, partamos de la base de que en un swing de golf intervienen tres fuerzas predominantes:
1. La fuerza lateral
2. La fuerza rotacional
3. La fuerza vertical
En un swing de golf se producen desplazamientos de peso, rotación de hombros y caderas (fundamentalmente) y movimientos o vectores verticales opuestos entre partes del cuerpo.
En resumidas cuentas, fuerzas laterales, rotacionales y verticales.
Vamos a poner como ejemplo tres jugadores con tres maneras muy diferentes de hacer el swing, pero los tres ganadores de Grandes y Top 20 del Ranking Mundial actual. Cada uno de ellos utiliza más una de las tres fuerzas antes citadas. Esto no significa que no utilicen las otras dos, sino que la más marcada es la predominante en su swing.
1. Fuerza lateral. Henrik Stenson. Traslado muy marcado de pesos a la derecha. Da la sensación de que produce desplazamiento lateral. Mientras no sea mayor de 8-10 cms, no hay problema. Otra de las claves de Stenson es que gira el cuello hacia la izquierda antes del impacto para mejorar su traslación hacia la izquierda. Durante una parte importante de su carrera, al igual que Annika Sorenstam, »no veía la bola en el impacto», otra de las falacias del golf.
Stenson tiene esa seña de identidad para arrancar en la subida, ese ‘press forward’ o ‘rehearsal’ hacia la izquierda para luego arrancar hacia la derecha. Traslados laterales inversos. José María Cañizares hacía algo parecido allá por los años 70-80.
2. Fuerza rotacional. Rory McIlroy. Rory es probablemente el swing mas envidiable del momento desde el punto de vista rotacional y de factor K »kinético» o grados de separación de rotación entre hombros y caderas. Le permite hacer rotaciones de +110 grados de hombros con el driver, manteniendo caderas en 45-50 grados. Asimismo, tiene una capacidad de lanzar su parte baja (caderas) a un ritmo de más de 600 grados de rotación por segundo. Piensen que desde el tope del swing hasta finish apenas van unas 26-27 centésimas de segundo. Y con el driver su desgire total desde tope de subida hasta el final es de más de 200 grados en ese tiempo.
3. Fuerza vertical. Justin Thomas. Uno de los swings más verticales, si no el que más, junto con Bubba Watson. La seña de identidad de Thomas es que en el momento del impacto sus pies están casi en el aire. Apenas toca con las puntas de los pies el suelo. Claro ejemplo de la aplicación de los vectores inversos verticales. Más tarde explicaremos su trascendencia brevemente.
Un ejemplo visual vale más que mil palabras.
¿Qué tienen en común todos estos swings? Tres cosas:
1. El momento de máxima potencia coincide con la posición de bajada con el antebrazo izquierdo (derecho para los zurdos como Phil Mickelson) paralelo al suelo. Esto significa que 4-5 centésimas de segundo antes del impacto es el momento de máxima potencia. A partir de ahí, inercia de palo, nada que lo frene.
2. Justo antes del momento del impacto, sea cual sea el tipo de swing que tengan de acuerdo con el cuadro anterior, se produce el pico de aplicación de la fuerza vertical, más o menos marcado.
3. El impacto es regularmente cercano al centro de la cara del palo.
Da igual si mueven la bola de derecha a izquierda o viceversa, trayectoria más alta o más baja, más o menos potentes. Esos tres factores coinciden como seña de identidad de un jugador estelar.
Gracias a la RFEG hemos podido asistir a unos muy interesantes webinars con Smart2move (www.smart2move.com) y hemos visto cómo jugadores con 85mph de velocidad de palo conseguían ganar 5mph en apenas 30 minutos sólo por aplicar el pico de fuerza vertical justo antes del impacto. En este sentido su sistema 3D Dual Force Plates permitía maximizar las capacidades del jugador. Piensen que con esa velocidad de palo, esa diferencia puede dar unas 15-20 yardas más de distancia.
Por lo tanto, si uno quiere ganar velocidad de palo, deberá trabajar estas tres fuerzas de manera correcta. Los apoyos, los traslados, etc….
Pero (siempre hay un pero), todo esto está muy bien, pero aunque generemos más velocidad de palo, si no acertamos con el impacto, perderemos esa ganancia o algo más.
Veámoslo gráficamente. Una imagen vale más que mil palabras, y dos más que 2.000 (mis matemáticas están perfectas, ja ja ja). Gracias a CPG Masterclasses (www.cpggolf.com) pudimos asistir a una magnífica exposición por parte de Steven Orr, gran entrenador de juego corto.
Durante su charla, nos expuso estas dos imágenes. Hacen referencia a la diferencia de spin (efecto de backspin) y porcentaje de pérdida de distancia por impactos descentrados con un wedge en un golpe de 80 yardas (72 metros).
La explicación no es otra que la fricción que produce un palo moderno con estrías en buen estado altera el spin, el spin loft y el ángulo de despegue y por lo tanto varios de los elementos que determinan la distancia de vuelo.
¿Qué más da si aplico todas las fuerzas correctamente y tengo el mejor palo, si no consigo un impacto centrado? Si no lo consigo, mi smash factor (velocidad de bola dividida por velocidad de palo) se reduce.
Recuerden en otras entradas de estos posts, como en el caso del aficionado medio, el smash factor decrecía directamente proporcional al incremento de velocidad de palo, y sin embargo crecía al reducirla. Esto se debía a que el jugador no estaba preparado físicamente para generar más velocidad de palo. Tenía un limitador, salvo que se trabajara la parte física para mejorar la aplicación sin incidir negativamente en el impacto. Hay que buscar el punto ideal y repetir.
Tiger lo sabía muy bien. Y no le preocupaba la velocidad de palo. Sólo la de bola. Le preocupaba el impacto.
Esta debería ser la preocupación del 99% de los aficionados. Por y para ellos, Foresight pasó del GC2 al Quad (de dos a cuatro cámaras para ver el impacto) y Trackman 5 incorpora dos cámaras para el impacto (para eliminar la suposición que hacía en los anteriores).
Piensen la próxima vez que practiquen en las imágenes de Steven Orr. Impacto en el centro. Velocidad de bola. No el Santo Grial de la Velocidad de Palo.
Falta poco. Quizás el lunes 11 podamos jugar. Por fin. La luz está más cercana. Al menos eso parece.
Un abrazo
Álvaro Beamonte
IG: @alvarobeamontegolf