Le ha costado 1.275 días y cuatro rondas en Carnoustie volver a meterse dentro de los 50 mejores jugadores del mundo. Tiger Woods parece que ha espantado todos sus fantasmas, que ha dejado atrás su travesía por el desierto y que tras una vuelta a los torneos progresivas y aparentemente sin problemas, ya está al 100%.
El ‘Tigre’ ha tenido ya un par de ocasiones de pelear (aunque desde lejos) por la victoria desde su vuelta y poco a poco ha ido mejorando en prestaciones y afilando ese juego corto que tantas alegrías le dio en el pasado. Ahora, tras un The Open excelso en el que se quedó a tres golpes del ganador, Francesco Molinari (llegó a coliderar en el hoyo 10), los focos ya le apuntan como posible ganador en este 2018.
Este top 6 es su mejor resultado desde el British del 2013 en Muirfield, las audiencias lo han demostrado, aumentando el número de aficionados que vieron el desenlace del torneo, algo que sin duda el golf agradece, y varias revistas de deportes especializadas han dedicado más de un artículo a desgranar su resurrección.
Gracias a este resultado se ha metido en el bolsillo el billete para el WGC Bridgestone Invitational que, curiosamente, se juega en el campo más fetiche de Woods, el Firestone de Akron (¿premonición?). Posibilidad de una nueva victoria suya o no, lo cierto es que ha vuelto a sonreir, sus hijos y familia le han visto, por fin, disfrutar en el campo y eso es algo que llevaba mucho tiempo sin hacer.
Tiger, más cerca de ser de nuevo un Grande.