Construido a finales del siglo XIX, este recorrido cuenta en su larga y exiotosa historia con la friolera de haber albergado 15 campeonatos nacionales, siete US Open, dos Women’s Open y tener las huellas de históricos como Jack Nicklaus.
Se trata, como decimos, de un par 3 desde el que se puede ver la casa club pero en el que la vista se va, irremediablemente, al agua, por lo que habrá que ser precisos para llegar al green y no bucear en el intento.
Una vez en terreno seco, habrá que tener en cuenta que el green está a dos alturas, por lo que las posiciones de bandera pueden cambiar mucho y los putts suelen irse cuesta abajo, de ahí que no sea necesario apretar en exceso con el fin de no irnos de golpes.
Una anécdota curiosa es que, tras la remodelación de Robert Trent Jones Sr. muchos tildaban al hoyo de difícil y él se encargó de demostrarlo invitando a a un profesional del club y a dos socios a jugarlo. Mientras que el pro y los socios salieron desde 149 metros y llegaron al green en regulación, él (que era la primera vez que se ponía en el tee), se jugó un hierro 4 y su golpe rebotó en el green y entró en el hoyo, dejando al resto con cara de circunstancias.
Por otro lado, hay que destacar también que Baltusrol es el único club de golf de Estados Unidos que ha acogido el US Open en tres recorridos diferentes; primeramente en el Old course (1903 y 1915), que ya no existe, después en el Upper course (1936) y finalemnte en el Lower course (1954, 1967, 1980 y 1993).