Es cierto que no está pasando por su mejor momento Tiger Woods, ni en lo profesional ni en lo personal, especialmente tras la detención sufrida hace poco más de un mes en Jupiter (Florida), y que ha dañadop su imagen pública. Y es que el ‘Tigre’ fue encontrado al volante de su Mercedes con desorientación y con graves síntomas de haber consumido algún tipo de sustancia ilegal.
Más tarde se descubrió que no había consumido drogas sino, simplemente, los medicamentos que le recetaron para aliviar sus dolores de espalda y los trastornos del sueño que sufre, una mezcla peligrosa de un sedante para la ansiedad y el insomnio y un opioide (Vicodin y Xanax), algo que las autoridades federales de salud recomiendan no consumir juntas.
Para intentar aliviar la dependencia que sufre, el norteamericano comenzó el pasado 20 de julio un programa de desintoxicación «intensivo y privado» que, aparentemente, ha llegado a su fin, y que le ha de servir para, entre otras cosas, no perder la custodia de sus hijos.
«He completado recientemente un programa privado intensivo. Continuaré abordando esto con mis médicos, familiares y amigos, y estoy muy agradecido por todo el apoyo que he recibido», informó Tiger a través de su perfil de Twitter.
Tiger Woods, ganador de 14 majors, no ha jugado de manera profesional desde que se retiró de un torneo en Dubai en febrero. El vencedor de 79 torneos del circuito del PGA Tour ha competido únicamente en 19 eventos desde finales de 2013, registrando un top 10 durante ese período. Su última victoria en un Grande fue el US Open en 2008. Y ni siquiera la semana pasada se dejó ver en un torneo benéfico para recaudar fondos para su fundación.
