Como anunciamos, este pasado lunes, el norirlandés Rory McIlroy se iba a someter a una resonancia magnética para comprobar el alcance de sus dolencias en la zona de las costillas, las cuales le obligaron a estar casi siete semanas fuera de los campos.
Pues bien, los resultados han sido más satisfactorios de los esperados pero no positivos por completo, ya que el malestar continúa aunque ha rebajado bastante su nivel de gravedad.
«La resonancia confirma que no hay problemas nuevos, sino que la dolencia es la misma, la que sufrí a principios de año, aunque con menos grado de rotura, si bien me sigue molestando. Debido a ello, aun no tengo decidido qué hacer en cuanto a la competición más próxima», comentaba el ex número uno del mundo respecto a su participación o no en el BMW PGA Championship, torneo para el que quedan dos semanas y que, a día de hoy, mantiene en duda su presencia.
Habrá que esperar a nuevas noticias y desear mucho reposo y una pronta recuperación para el europeo de cara a que llegue en las mejores condiciones posibles a la próxima cita del calendario.