Golf Confidencial En esta primera fase se han introducido más de 25 especies seleccionadas minuciosamente para no alterar el equilibrio del Parque Natural del Montgó, junto al que se encuentra ubicado el campo de golf, más de 1.000 árboles que, además, dotarán al recorrido de un valor estratégico añadido para el jugador que se suma al que José María Olazábal, como diseñador, le dotó desde el momento de su construcción.
Esta nueva iniciativa reafirma a La Sella Golf como un referente en la sostenibilidad medioambiental dentro del sector del golf español. Hace algunos años se descubrió en este campo de golf la mayor colonia de murciélago patudo en España, una especie en severo peligro de extinción, determinando que el campo de La Sella Golf es el hábitat natural indispensable para su conservación.
Este nuevo proyecto medioambiental contempla la plantación de más de 25 especies, con casi 1.100 ejemplares de árboles y arbustos autóctonos procedentes del Parque Natural del Montgó.
El director de este proyecto es el biólogo y botánico Jaume X. Soler, gerente de la empresa Botánica Mediterránea, dedicada a los estudios medioambientales y gestión agroambiental, una autoridad en las especies autóctonas de la Comunidad Valenciana, con más de 10 libros publicados sobre este asunto.
Soler ha trabajado en la selección de las especies con los especialistas de ‘Proyecto Forestal Ibérico’, el vivero que ha suministrado todas las plantas y que es pionero en España en el cultivo de especies autóctonas de la Península Ibérica. Además, este vivero, ubicado en Albacete, garantiza la pureza genética de todas sus especies.
En esta plantación en el nuevo recorrido de La Sella Golf se ha recreado distintos ecosistemas mediterráneos, como los acebuchares (bosques de olivos autóctonos), los tayarales (bosques de tamarindos) y, sobre todo, un bosque mixto de pinos y carrascas, que era el bosque predominante en toda la comarca de la Marina Alta hace ahora algo más de 150 años, cuando quedaron diezmados por la presión derivada del crecimiento de la población y la agricultura. Todavía hoy quedan retales de estos bosques en las inmediaciones del campo de golf e incluso dentro del recorrido de los 18 hoyos originales de La Sella Golf.
El objetivo de esta plantación es ajardinar el campo de golf, pero también mostrar la diversidad vegetal de la comarca y demostrar que con una buena selección de distintas especies autóctonas el resultado es visualmente tan espectacular como la plantación con especies exóticas.
Además, resulta mucho más rentable, puesto que se trata de plantas que subsisten sin necesidad de riego y que colaboran en el equilibrio medioambiental de la zona.
Dentro de este plan que acaba de comenzar está prevista la introducción de 125 especies distintas. En esta primera fase, en el conjunto de los casi 1.100 ejemplares introducidos, hay variedades tan interesantes como el agracejo, el fresno del maná, el lentisco, el madroño y el durillo, especies que conformaban el antiguo bosque de Laurisilva, existente en la zona desde el Terciario, hace 60 millones de años.
Como curiosidad habría que destacar la presencia de palmitos, que es la única palmera autóctona europea, y de la Ephedra Fragilis o ‘trompetera’, un relicto de la flora del período Mesozoico y que ha llegado a nuestros días.
También cabría destacar la presencia de dos especies como la sabina negra (poseedora de una madera de extraordinaria calidad, que por ese motivo casi desaparece de nuestros bosques) o la Thymbra Capitata, conocida en la zona como pebrella, y que asimismo se encuentra protegida.
Con este proyecto, La Sella Golf da un paso más en su apuesta por la sostenibilidad económica y medioambiental, convirtiéndose en un referente dentro del sector del turismo español e internacional.