Golf Confidencial . Tal y como publicaron nuestros compañeros de El Diario Montañés, el anunciado cierre del campo se cumplió tal y como acordó el Consejo de Administración del pasado 13 de diciembre. En los días previos, los trece trabajadores recibieron la esperada carta de despido y, desde hace varias jornadas, los socios fueron a las instalaciones para ir retirando parte de sus pertenencias de las taquillas. Uno de ellos, mientras recogía sus palos y enseres de la taquilla, manifestó: “Me voy de aquí con sentimiento de derrota, con sabor a fracaso, sin ilusión y también, claro está, con dinero perdido”.
Apenas 11 años después de su apertura oficial, que tuvo lugar el 22 de diciembre de 2001 con un primer golpe del entonces presidente regional (José Joaquín Martínez Sieso), la grave situación económica de la sociedad del Golf de Santa Marina y el enfrentamiento entre Inmobiliaria Montañesa, socio mayoritario, y los socios minoritarios, que se ha agudizado en las últimas semanas, provocó la toma de una decisión que supuso el cierre de una de las apuestas deportivas y urbanísticas más importantes realizada en la región durante los últimos años.
Sin embargo, todas las partes parecen estar de acuerdo en que podría tratarse de un cierre no definitivo. Fuentes del grupo de socios minoritarios señalaron: “Aquí se ha hecho una inversión muy importante y un extraordinario campo de golf que no se puede dejar perder como si no existiera nada. Ese sería un fracaso inaceptable”.
Un rayo de esperanza
En los días previos al cierre del campo, una comisión del mencionado grupo de socios minoritarios se reunió con la familia Ruiz de Villa, propietaria de Inmobiliaria Montañesa, para barajar algunas alternativas para la continuidad del campo de golf. Aunque por el momento no hay ningún tipo de acuerdo, pero se seguirá tratando de buscar una posible salida.
Incluso el propio Ayuntamiento de San Vicente de la Barquera también se involucró en la misma línea. Julián Vélez, alcalde de la ciudad, reconoció: “El campo de golf de Santa Marina es un activo muy importante para el municipio, tanto como atractivo turístico como lo que supone en el aspecto social y empresarial, del que depende numerosas familias. Es por eso por lo que el Ayuntamiento está dispuesto a involucrarse hasta donde se pueda para dar una salida al proyecto”.
En este sentido, el edil desveló que ya se han producido diferentes contactos, tanto con el socio mayoritario, como con una empresa especializada, para conocer las alternativas reales que existen para que el campo continúe funcionando. En sus palabras, señaló que la buena situación económica del ayuntamiento le podría permitir implicarse para esa posible solución pero que, en este momento, el desconocimiento de a qué se podrá destinar los fondos públicos fijado en la Ley de Estabilidad Presupuestaria, no permite asegurar esta posible participación directa del consistorio.
Algunas de esas posibles salidas adelantada por el alcalde es el que los socios lleguen a un acuerdo para arrendar las instalaciones y gestionarlo de manera directa a través de una sociedad deportiva. Esta parece ser una de las alternativas planteadas por los socios minoritarios a Inmobiliaria Montañesa. “La solución no es fácil y la deuda de 660.000 euros pesa como una losa, con los bancos, con los que se tiene una cuota mensual de 14.000 euros”, afirmaron los socios minoritarios que, junto a la dificultad de llegar a un acuerdo entre las partes, consideran que uno de los grandes retos será restaurar la confianza entre los socios.
Fuente: El Diario Montañés.