Golf Confidencial. Jugar tres hoyos en el Augusta ya es divertido de por sí, gracias a la belleza del campo, siempre en perfecto estado. Pero cuando uno se coloca en el tee del 12 le embarga el ánimo la tensión y la tradición, convirtiéndose en una experiencia golfística memorable.
El hoyo bautizado como Golden Bell, esta protegido en su parte delantera por el Rae’s Creek además de un búnker. Exige saber calcular muy bien la distancia, y es difícil ser preciso cuando sopla el viento. Los pinos que rodean el hoyo aportan belleza, pero ofrecen poca defensa contra el viento.
El green del Golden Bell se parece mucho a otros del Augusta National: sigue el contorno natural del paisaje , esto es, tiene bastante pendiente. Hay suficientes zonas llanas como para colocar la bandera en muchos puntos, pero también hay áreas peligrosas. El hoyo 12 encaja muy bien en el resto del campo y parece formar parte de un amplio parque con terrenos ondulantes. Las pendientes y colinas del 12 no entran en juego, pero aún así recuerdan a los jugadores su largo y, en ocasiones, arduo paseo por un campo plagado de montículos.
El 12 no es demasiado largo, ni parece una prueba dura, pero lo que complica el hoyo es el viento impredecible. La elección del palo es crucial, y resulta difícil elegir el hierro corto más adecuado, porque el viento puede cambiar en el tiempo que se tarda de ir desde la bolsa al tee.
Está claro que, 155 metros, la distancia no es lo que dificulta el hoyo 12. De hecho antes del Masters de 2002, contrataron a Tom Fazio para que añadiera dificultad al campo, y no tocó el 12. Fazio consideró que no era necesario.