Golf Confidencial . El castigado mundo del ciclismo, y el deporte en general, sufrió un duro varapalo el pasado lunes, cuando Lance Armstrong fue desposeído de todas sus victorias en La Grande Boucle. Después de años defendiendo su inocencia, el estadounidense fue castigado por dopaje, una sombra y una lacra que acompaña desde hace demasiado tiempo al deporte de la bicicleta.
¿Pasa lo mismo en las otras disciplinas? Con mucha frecuencia se piensa que sí, hay quien ya duda de la limpieza del deporte y no todos deberían ser incluidos en el mismo saco. Eso es lo que piensa Tiger Woods, quien aseguró que: «La cultura del honor que impera en el golf hace imposible hablar de dopaje. Es un deporte en el que los jugadores sabemos admitir los errores. Si la bola acaba entre los árboles, nos culpamos a nosotros mismos«.
En sus declaraciones desde Malasia, donde participa en un torneo, se mostró partidario de los controles sanguíneos en el golf. «Implantamos los controles hace unos tres años y no nos hacemos test sanguíneos como sí se hace en otros deportes. Por ahora, sólo entregamos muestras de orina, pero es un paso positivo en la dirección correcta para dar mayor validez a nuestro deporte”.
Habría que recordar que en noviembre de 2009, poco después de que se introdujeran los controles antidopaje tanto en el Circuito Estadounidense como en el Europeo, el norteamericano Doug Barron se convirtió en el primer golfista en dar positivo.
