Golf Confidencial . Al comienzo de su comparecencia ante los medios de comunicación, Olazábal reconoció: “Entre unas cosas y otras no he tenido tiempo suficiente para estar tranquilo y pensar sobre lo que sucedió la semana pasada. El lunes volamos a Londres, el martes rueda de prensa en Heathrow, hoy aquí con vosotros… La Ryder Cup para mí es muy especial, la diferencia estriba en que, a nivel personal, ganar un Grande también es especial pero al final lo celebras con tu caddie o alguien de tu familia. En la Ryder Cup hay 12 jugadores, cuatro Vice Capitanes, los caddies, las mujeres… Es todo un equipo y esa celebración no la ves en ningún Grande, las emociones afloran, se trasmiten sentimientos entre los jugadores… La jugué por primera vez en el 87 junto a Severiano y hasta entonces no sabía lo que era una Ryder Cup, pero allí se me abrieron los ojos. Guardo recuerdos de momentos inolvidables que viví junto a Seve”.
Sobre las claves de la inesperada y sorprendente victoria del equipo europeo, destacó: “Si no llega a ser por los dos últimos puntos que ganaron los nuestros el sábado, las opciones del domingo eran nulas, de ir 10 – 4 como íbamos en ese momento a ponernos 10 – 6 cambió todo, fue ahí cuando todos empezaron a pensar que la tendencia podía cambiar. Llevábamos dos días en que nosotros no metíamos un putt y los americanos los metían todos. Ese cambio de actitud se vio en los jugadores en el hotel, noté otra luz en su mirada, y a pesar de que íbamos 4 puntos por detrás, no se notaba en el ambiente. Todos empezaron a pensar que se podía conseguir”.
Dialogante y reflexivo, desveló: “El sábado pregunté a los jugadores en qué puesto querían salir el domingo, no en qué partido sino en qué zona: al principio, en medio o hacia atrás. Todos querían salir los primeros y estaban dispuestos a darlo todo, lo cual era una buena señal. Pusimos a los que estaban jugando bien primero, era fundamental ganar puntos enseguida. Luego fuimos poniendo a los jugadores en el orden que creímos adecuado y al ver la confrontación de los dos equipos me encantó, vi un equilibrio en todos los emparejamientos excepto en alguno, por ejemplo Bubba Watson y Luke Donald, un gran pegador con uno que no lo es tanto, pero para algunos de los americanos no fue lo mismo jugar con un compañero que solos, el hecho de ir solos hizo que no jugasen con la misma libertad, era distinto. Les pasó a Webb Simpson y a Keegan Bradley, que habían hecho maravillas los dos primeros días y no tanto el domingo; luego se produjeron circunstancias que cambiaron la situación, el partido de Justin Rose y el de Sergio fueron claves, Sergio consiguió darle la vuelta a su partido y ahí es cuando sacas las matemáticas, empiezas a ver las pizarras en azul (el color de Europa) y te animas”.
La suerte va por bandos, unas veces sonríe a unos y, otras, cambia de bando. En sus palabras, aseguró: “En el 99 nos pasó a nosotros lo mismo que esta vez a Davis Love III y a los suyos; sé que es muy duro, estaban en estado de shock y tenían un disgusto terrible, pero así es el golf, nadie puede predecir lo que sucede jugando Match Play, si juegas bien puedes ganarle a cualquiera y en 18 hoyos pueden suceder muchas cosas. La frase que estaba en el Team Room de la Casa Club de Medinah, “Los ganadores no esperan a que llegue su oportunidad, salen a buscarla”, representa lo que debe ser la actitud en la Ryder Cup y en Match Play: no esperes a que te regalen nada, sal al campo y dalo todo. El vídeo motivador que puse a los jugadores estaba inspirado en el de Pep Guardiola: salían todos los jugadores y los Vice Capitanes; el comienzo es de la película Gladiator, luego de Al Pacino en Any Given Sunday cuando da el discurso a los jugadores del equipo de fútbol americano… con una buena música y las imágenes era muy motivador. En la Ryder Cup tienes que estar dispuesto a sacrificarte por el que tienes al lado”.
Sin ser partidario de hablar de nombres propios, sí que reconoció que: “Ian Poulter ha estado extraordinario en las tres ediciones de la Ryder Cup que ha jugado, el sábado visteis lo que hizo… Eso lo hacen muy pocos. No me sorprendió. En Celtic Manor, el día de los partidos individuales yo les esperaba a todos en la puerta del vestuario para darles palabras de apoyo y ánimos, y cuando vi la mirada de Ian le dije: “tú ya estás listo”. Esa mirada y ese espíritu que muestra en la Ryder Cup me recuerdan a Severiano, veo parte de Seve en él y así se lo dije en el abrazo que le di”.
En cuanto a la ‘polémica’ por la coincidencia en los colores de los uniformes durante la última jornada, aseveró: “El equipo anfitrión tiene derecho escoger los colores del uniforme y preparar el campo a su gusto. Ellos tenían intención de usar azul marino el domingo, y yo le dije a David que el motivo por el que nosotros queríamos ir de azul marino y blanco era en homenaje a Seve. Lo entendió perfectamente y no puso ninguna pega. Sabéis el aprecio que yo tenía a Severiano. Era la primera vez que no estaba con nosotros, no podía hacer la llamada de teléfono como hizo en Celtic Manor, aunque yo creo que el domingo Seve estuvo alrededor de los greenes por la manera en que los nuestros estaban metiendo approach y putts, creo que Seve estaba allí. Jugadores como Justin Rose me dijeron que, cuando las cosas estaban apretadas y difíciles el domingo, miraban el nombre de Seve y se tocaban la manga, y se sentían mejor”.
En cuanto al papel de los otros españoles del equipo, reseñó: “Miguel Ángel Jiménez ya sabéis cómo es, aporta mucha alegría al equipo, mucho cachondeo y muy buen ambiente. Tiene una gran experiencia y los pies en el suelo, sabe lo que es una Ryder Cup y te asesora y da mucha información interesante a la hora de manejar a los jugadores, de confeccionar los emparejamientos. Sergio se motiva de manea especial en la Ryder Cup, y a pesar de que no jugó tan bien como hace un mes, lo dio todo y el partido que le dio la vuelta con Furyk fue clave, de repente ahí se nos abrieron todas las puertas. Aporta espíritu de equipo y siempre está muy cercano a los jugadores. Nos ha mandado mensaje muy bonito a todos diciendo que se sentía muy orgulloso de formar parte del equipo”.
Tras la victoria, Olazábal no paró de recibir llamadas de felicitación, algunas sorprendentes: “Que te llamen y te feliciten compañeros del deporte de nuestro país se agradece mucho, sobre todo cuando viene de gente a quienes considero seres extraordinarios como Rafa Nadal o Pau Gasol, los tienes en un pedestal y te están llamando a ti, es una sensación tremenda. La llamada del Rey el lunes me sorprendió, me dijo: “He estado viendo la Ryder Cup y se me pusieron los pelos como escarpias”. Le habían llamado muchos amigos suyos de todas partes del mundo para darle la enhorabuena. Rafa Nadal juega al golf y le gusta mucho, y estaba encantado; eso lo veo hasta dentro de la lógica, pero lo que más me ha sorprendido es que gente que no tiene idea de golf, que no ha jugado en su vida, te enteras de que se han enganchado a la televisión y les ha parecido una auténtica maravilla. Anoche hablé con Pep Guardiola y estaba encantado, dice que no había visto una cosa así en su vida y le dije: “A ver, si tú has ganado una Final de la Champions, ¡qué película me estás contando!”. En el hoyo 18 cuando Martin Kaymer estaba a punto de meter el putt de dos metros me confesó: “Ahora me doy cuenta de lo que es la presión de verdad”. Cuando tienes alguien que lo ha ganado absolutamente todo en el deporte y te dice esas cosas, te sorprende y te llena de orgullo. ¡A quién no le sorprende que Pep se dé cuenta de lo que es la presión en el hoyo 18 de Medinah!”.
¿Ayudará el triunfo en la Ryder a que aumente la afición por el gol? En ese sentido, reflexionó: “Me gusta pensar positivamente y ojalá haya un antes y un después de esta Ryder Cup. Lo que estamos haciendo en este país en golf es extraordinario, llevamos años produciendo grandes jugadores y consiguiendo grandes logros, y me encantaría que la gente viera que éste es un deporte atractivo, interesante, emocionante y digno de intentarlo.”
Agradecido, valoró de manera muy positiva todo lo que ha vivido hasta la fecha: “Estoy encantado con lo que me ha pasado en la vida. Aunque he tenido momentos muy difíciles, cuando miro el conjunto me doy cuenta de que soy una persona afortunada, he vivido momentos maravillosos y excepcionales que pocas personas pueden vivir a lo largo de una vida. Los adjetivos lo podéis poner vosotros mejor que yo; yo estoy encantado de tener la carrera que he tenido y punto”.
En cuanto a su ‘insuperable’ pareja junto a Seve Ballesteros, muy emocionado manifestó: “Siempre he dicho que para que una pareja sea exitosa tiene que haber química y que no te importe si el compañero falla o te deja un mal golpe en una situación comprometida. Tienes que ver los golpes más o menos igual y Seve y yo éramos muy parecidos en ese sentido. El golpe de salida siempre fue nuestro talón de Aquiles pero el resto del juego era muy sólido y éramos muy buenos alrededor del green; pero, aparte del juego y la química, también hay que tener cierto espíritu de lucha, mucho carácter, estar dispuesto a darlo absolutamente todo y no dejarte nada en el tintero; así éramos los dos y esa combinación hizo que ganásemos partidos que estaban perdidos, nadie daba un duro por nosotros y al final sacábamos los partidos adelante. En algunos hoyos nos íbamos uno a la derecha, otro a la izquierda… y nos veíamos en el green pero conseguíamos sacar un par, un birdie milagroso. Los americanos iban calle-green, calle-green… y les ganábamos. Se preguntaban: “¿Qué tenemos que hacer para ganar a estos dos?”. La combinación de todos esos elementos hizo que tuviésemos el récord que conseguimos. Seve y yo nunca escondíamos nada, lo dábamos todo en el campo, intentábamos ganar al que teníamos al lado pero una vez terminado el partido o el torneo estrechábamos la mano y allí estabas para ayudar en lo que fuese; siempre hemos tenido este espíritu entre los jugadores españoles. Cuando yo empecé con Seve, Piñero, Rivero, Cañi, Garrido… viajábamos juntos, nos quedábamos en los mismos hoteles, no teníamos coches de cortesía, tampoco bolas para practicar… nada; por las noches jugábamos a las cartas, cenábamos juntos y siempre hemos llevado ese espíritu con nosotros. Cuando tenías un problema o estabas jugando mal y no sabías por dónde te daba el aire, no íbamos a un entrenador sino que nos intentábamos ayudar unos a otros; preguntábamos al de al lado, a Santi Luna, a Miguel Ángel Martín… nos intentábamos ayudar entre nosotros y yo he mantenido ese espíritu no sólo con los españoles sino con todos en el Circuito. Tal vez esa cercanía y ese respeto hace que seas más querido«.
Muchos han cuestionado el rendimiento de Tiger Woods en la Ryder Cup. Olazábal se mostró comprensivo con el golfista californiano: “Cuando el domingo Tiger le da el putt a Molinari ya no tenía la motivación que hay que tener jugando el segundo golpe del hoyo 18 porque todos éramos conscientes de que la Ryder Cup se venía con nosotros, pero hay una gran diferencia entre empatarla o ganarla. Si la situación hubiese sido diferente y la Ryder Cup hubiese estado decidida, obviamente, Tiger no habría tenido que patear, eso seguro. No creo que sea justo decir que Tiger era el “paquete” del equipo; bien es verdad que el viernes por la mañana le pegó mal a la bola en los Foursomes, pero su resultado del viernes y el sábado por la tarde, si miras el resultado que hizo él, solamente él, fue extraordinario, hizo siete u ocho birdies cada día, lo que pasa es que tuvo enfrente a dos parejas que les salió el día y al final lo que se ve es el resultado: tres partidos jugados y ningún punto, eso es lo que tiene la Ryder Cup. Cuando juegas por parejas a veces tienes un compañero que no te apoya lo suficiente o tienes enfrente dos jugadores que están inspirados esa tarde; esa es la Ryder Cup. No es justo decir que Tiger jugó mal. Nadie dijo nada cuando se iba ganando por 10 – 6 el domingo”.
En su recuerdo de los últimos instantes de la Ryder, confesó:”Aunque Davis Love dijo que creía que todo se decidiría antes del último partido, en concreto en el noveno, yo creo que se guardó un as en la manga; debió pensar que si las cosas se ponían mal tenía un jugador de peso al final. Cuando vi colocado a Martin Kaymer para patear en el hoyo 18 cerré los ojos y pensé ‘métela, métela, métela’. Son momentos de mucha tensión y estás esperando escuchar el sonido que te indica si la ha metido o no. Luego cerré los ojos y me quedé tieso un instante, y cuando oí el ruido, miré al cielo y me acordé de Seve. Si tuviera que escoger un golpe, sólo uno, es difícil pero creo que me quedaría con el putt de Poulter el sábado en el hoyo 18; aunque el de Luke Donald en el 17 después del golpe de Tiger es para quitarse el sombrero”.
Para terminar, analizó todo lo vivido en una experiencia muy intensa para él: “Siempre dije que sería un Capitán cercano a los jugadores para lo que necesitasen de mí, para darles un consejo en un momento dado, pero que no iba a estar encima de ellos. Iba a dejar a los jugadores jugar su propio juego. El domingo estuve más cerca por las circunstancias, dar apoyo a Molinari y a Kaymer en los dos últimos partidos desde el 16 en adelante era necesario, había que estar cerca y que ellos sintiesen que yo estaba ahí, otras veces también estaba con ellos pero quizás no se me vio por televisión. A los muchachos les he regalado un Jamón Osborne 5 J con su jamonero y están encantados, sobre todo Martin Kaymer, que le vuelve loco; en cuanto se enteró me dijo: “¡el mejor regalo de todos!”. Un 5 J, como Dios manda”.