«En estos momentos ya hay tres españoles entre los diez clasificados de forma directa: Gonzalo Fernández-Castaño, Sergio García y Alvaro Quirós. Confío en que ya queden seleccionados y que no salgan de la clasificación», señala Olazabal en una entrevista al magazine ‘XL Semanal’ de ‘ABC’ que sale este domingo, que recoge Europa Press.
Sin embargo, ve complicado que puede meterse Miguel Ángel Jiménez. «Esta clasificación se va a cerrar la primera semana de septiembre y aún quedan muchos meses por delante para que pueda entrar. Miguel tendría que hacerlo muy bien, la verdad. Pero, bueno, con tres clasificados tendríamos que estar más que contentos», confiesa.
En este sentido, no desvela si el ‘Pisha’ pudiese ser una de sus elecciones personales. «Puede haber entre ellos un español, o no. Depende de cómo le vea, podrá ser él o no. Uno de los momentos más difíciles para mí va a ser ese de tener que coger el teléfono y comunicárselo», recalca, dejando claro que ve «muy difícil» que haya un cuarteto nacional en Medinah.
El que sí estará en el equipo será el noirlandés Rory McIlroy, «un fenómeno» para el de Fuenterrabia y que «puede ser el sucesor» de Tiger Woods. «Con 22 años ha llegado a ser número uno del mundo, pero lo importante es cómo lo ha hecho: con un juego extraordinario y consistente durante mucho tiempo, que eso es lo difícil», asegura.
Sobre el ‘Tigre’, Olazabal indica que «nunca» ha tenido «ningún problema» con el californiano, que «ha sido siempre un jugador muy respetuoso», y al que ve de nuevo en el camino de volver a ganar. «Siempre lo he dicho. No tengo duda de que volverá, porque él sigue teniendo en su cabeza batir el récord de grandes ganados por Jack Nicklaus. Y lo hará», subraya.
«JAVIER BALLESTEROS JUEGA MUY BIEN».
Tampoco olvida a Severiano Ballesteros, con el que tuvo una relación «muy cercana» y con el que desde «el primer momento hubo ‘feeling'», convirtiéndose en «íntimos». «La necesidad, además, fomentó nuestra buena relación. Cuando viajas a Estados Unidos, te encuentras muy solo porque la vida allí es mucho más individualista y cada uno va a su bola. Tener cerca una persona con la que compartir esas semanas de soledad en el hotel nos ayudó a los dos. Así se fue haciendo muy estrecha nuestra relación y la mantuvimos durante el resto de sus días», recuerda.
El doble ganador del Masters afirma que «fue muy duro» vivir la enfermedad de ‘Seve’ y lamenta que pese a que «hubo una mejoría importante al principio» y verle «fuerte otra vez«, luego «recayó, tuvieron que volver a darle quimioterapia y el deterioro físico empezó de nuevo».
Olazabal se refiere al tema de la parte de la herencia que el ganador de cinco ‘majors’ dejó a su fundación, calificando la situación de «muy incómoda», y aunque no quiere expresar su opinión y cree que «es un tema familia», descarta que sea «cuestión de dinero». Eso sí, tiene claro que «por encima de todo está la fundación, que hace una labor impresionante».
Ahora está la figura de Javier, hijo del de Pedreña que para el vasco «juega bastante bien». «Yo sé que está estudiando y que, antes de dedicarse de lleno al golf, va a terminar la carrera. Después será cuando lo intente», comenta.
El capitán europeo de la Ryder también ha pasado por malos momentos a nivel físico, por culpa de una gravísima artritis reumática, de la cabeza a los pies, que hizo que estuviese «dos veces sin poder andar» y que contó con dos fases, la primera de 1995 a 1997, con «problemas en los metatarsos de los pies» que le hacían «imposible andar más de tres metros». «Pensé que se había acabado mi carrera», añade.
Sin embargo, tras ese periodo, en 1999, conquista su segunda ‘chaqueta verde’, en una edición donde un ‘putt’ para ‘eagle’ en el hoyo 15 fue «clave» y fue uno de los golpes que «marcaron» su carrera. «Fui a un médico alemán y me fui recuperando poco a poco hasta llegar a hacer una vida normal, sin dolores. Pero hace tres años volvieron los problemas, esta vez en la zona inguinal, no podía levantar la pierna», resalta.
«Luego pasaron también a la zona lumbar; después, a los hombros. Fue un proceso complicado. La analítica daba inflamación por todos los lados. Como en el proceso anterior, iba probando un medicamento y otro y veía que no avanzaba. Buscaron el remedio a base de antiinflamatorios de última generación, biológicos; había que tener cuidado porque te afectan al hígado, a las defensas. Ahora ya no estoy tomando ninguno», prosigue Olazabal.
NO VE CERCANA SU RETIRADA Y NO QUIERE SABER NADA DE POLÍTICA.
Por ello, tiene claro que «los años no pasan en balde y que los jóvenes vienen pegando fuerte» por lo que ve difícil poder volver a ganar un torneo, pero tampoco piensa en retirarse porque el golf es un deporte «bastante longevo«. «Voy a intentar seguir jugando unos pocos años más, tocando madera y si la salud lo permite. A mí lo que verdaderamente me atrae es la adrenalina de la competición, el ponerme en el hoyo 1 y afrontar el reto que te ofrece este deporte, porque no todos los días son iguales. Hoy puedes estar jugando muy bien, pero nadie te garantiza que mañana vayas a hacerlo igual», apunta.
Por otro lado, Olazabal afirma que la crisis económica también afecta al golf, aunque a él no le ha «cambiado» porque se considera «muy espartano» y sin «grandes necesidades», y resalta que la política «nunca» le ha atraído.
«Hay deportistas que sí se manifiestan e incluso que apoyan a un partido concreto, yo no lo hago», declara el vasco, que de cara a jugar en una hipotética selección de Euskadi lo tiene claro. «He representado al País Vasco en todas las competiciones nacionales en las que juegan las regiones y he representado a la selección española. Supongo que no tendría ningún problema, no sé. Ahora, si va a ser un conflicto, pues igual no juego ni en una ni en otra. En estos temas siempre he intentado mantenerme al margen de enfrentamientos políticos. Yo soy vasco y soy español«, zanja, aseverando que «nunca» le han querido implicar en un partido.
En cambio, sí tiene palabras para Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid y muy aficionada al golf. «Juega muy bien. Tiene un ‘swing’ muy, muy bueno. Los políticos españoles, por regla general, no suelen jugar al golf. Y los vascos, menos aún; al menos que yo sepa. Bastante tienen los políticos con lo que tienen en estos momentos», sentencia.