-¿Cuál es su análisis del Novo, como destino turístico, después de un año y medio de trabajo aquí?
-Cuando nosotros llegamos el destino está en un declive tremendo y evidente, como destino de golf y como destino turístico. Mi impresión es que está descompensadísimo. Esta situación se ve en el número de green fees [partidas] que se han vendido durante los últimos años, siempre a la baja; en el precio de las camas, que no tiene nada que ver con el de hace cinco o seis años. La oferta hotelera se ha estancado, y los touroperadores tienen el grave problema de que quieren contratar en verano y no pueden hacerlo porque los precios son para los españoles. Si analizamos quién trabaja específicamente en este destino, tenemos a Thomas Cook, que está aquí porque tiene dos hoteles, y TUI, que tiene acuerdos importantes con Hipotels y con Riu. Si esto no fuese así, había que ver qué ocurre. De hecho, ambos touroperadores tienen compañías aéreas propias. Si ellos vieran que éste es un destino tan tremendo no hubieran dejado que se llegara a esta situación que sufrimos de falta de vuelos; habrían puesto sus propios aviones. El destino está en un declive evidente y hay que actuar ya. Ojo, quiero decirle que a veces me explico de forma vehemente y parece cosas que no son: nadie tiene el patrimonio de la culpa. Todos la tenemos, los campos, los hoteles, los touroperadores, las administraciones… Todos. Y entre todos debemos buscarle una solución.
-¿Es consecuencia de la crisis, o hay otros condicionantes?
-La crisis por supuesto que es importante. Pero busquemos lo más fácil. Si hemos dejado de tener clientes, vamos a analizar por qué. La oferta de hoteles es igual o mejor que en otros destinos. El precio es igual o más bajo que antes. Los campos de golf están igual o mejor que antes. Quizás el problema sea que antes había muchos vuelos y ahora no hay ninguno. No hay vuelos internacionales. Durante tres meses, ninguno. Está claro que tenemos un problema. Hay que considerar que las temporadas se acortan o alargan en función de lo que a cada uno le interese. ¿Qué ha pasado? Hay empresas que deciden no volar a Jerez en diciembre y enero; este año ha sido desde el 15 de noviembre hasta el 15 de febrero. Y si seguimos así será desde noviembre a marzo, con los hoteles cerrados cinco meses. No podemos vivir con tres meses de buena actividad. Y hay que pensar que el golf tiene mucho más peso en el sector del que indica nuestra facturación. Si no estamos, mucho turismo no vendrá. Entre diciembre y marzo ningún turista viene a la playa.
– El presidente de Atlantee, Emilio Lustau, dijo hace meses que los campos están perdiendo «hasta las pestañas». ¿Ése es el análisis?
-Pues está peor. El cierre del ejercicio, de los campos que yo conozco, prácticamente la mayoría, ha sido con menos green fees y precios más bajos. Eso, de los que hablan públicamente de sus números. Del único que no tengo datos es Costa Ballena. De los demás, no hay ni uno que gane dinero. Esto se puede mantener un tiempo, no eternamente.
-¿Cree que hay una sobreoferta de campos de golf en el destino?
-Sobreoferta no, lo que hay es pocos clientes, extranjeros fundamentalmente. El cliente nacional es muy estacional, de Semana Santa y verano. Y el cliente local es todavía minoritario. A veces se habla de bajar más los precios. Creo que eso no tiene sentido. Para eso cerramos directamente. No importa perder un año. Pero perder a cinco años vista, a este ritmo, no tiene sentido. La gestión de un campo de golf de estas características cuesta a nivel de mantenimiento entre 600.000 y 800.000 euros. Si el precio medio del green fee es de 30 euros, necesitaríamos 20.000 salidas para pagar exclusivamente el mantenimiento. Esto es imposible.
–Entonces, ¿tiene algún sentido el golf como negocio, desvinculado al 100% del ladrillo?
-El golf como negocio aquí ahora mismo no tiene ningún sentido. Eso hoy, cuidado. Los números son clarísimos. Nosotros el año pasado vendimos 12.000 green fees, los de verdad, no de abonados. La situación es mucho más grave de lo que la gente dice y hace que este negocio sólo tenga sentido vinculado al ladrillo, aunque el ladrillo también está en una situación caótica.
-Ustedes, sin viviendas ni hoteles, van contracorriente.
-Este negocio siempre es germen de promoción inmobiliaria. Si en este campo no hay, debe haber una gestión diferente. Aquí usted viene, paga y juega. Si el turismo alemán baja, si el turismo de golf baja un 20% o más, lo vamos a notar tremendamente. En Tenerife los campos de golf son negocios por sí solos. En este destino también lo van a ser, no sé cuándo, pero lo serán.
-¿Ve tan decisiva la situación que atraviesa el aeropuerto?
-Sin duda. Mi impresión es que la Administración pretende potenciar Málaga y que toda la entrada de vuelos internacionales sea a través de aquel aeropuerto. Esto nos perjudica y coincide con lo que está pasando. Sólo tenemos vuelos a Madrid, Barcelona y Palma. ¿Por qué Air Berlin se lamenta de la falta de colaboración pública en este destino, y, sin embargo, ensalza al Patronato de la Costa del Sol? La lectura para un tonto es que la Administración ha puesto recursos para que haya frecuencias en Málaga. Yo digo: hagamos aquí lo mismo. No se trata de financiar. Se trata de que venga negocio. En vez de pagar a los parados, lléguese a acuerdos con una compañía para que esto se reactive y haya negocio y empleo. Lo más grave y dramático es la decadencia, el pasotismo, que nadie haga nada. Creo que debemos unirnos y poner freno a este despropósito. Nadie tiene la culpa. De acuerdo. Pero vamos a analizar la situación y vamos a poner soluciones entre todos.
-En otros patronatos y entidades de promoción, también los empresarios aportan capital.
-Aquí al Patronato no le han dotado de dinero suficiente para hacer las cosas que tendrían que hacer, y que seguro que harían si tuviesen recursos. Pero a nosotros nadie nos ha pedido dinero. Y, ojo, nosotros no nos negamos nunca a ponerlo encima de la mesa. Estoy convencido de que hoteleros, campos, ayuntamientos, etcétera, pondríamos dinero, en su medida y sin hacer locuras, para dar más contenido al Patronato. Es bueno para todos y se hace en todos los destinos que funcionan. En Tenerife está la Sociedad de Promoción Exterior de Tenerife, de capital público y privado, donde cada uno aporta en proporción a su nivel de recursos. No planteamos una batalla para ir a por alguien, ni política de ningún tipo; sino decimos que la provincia decidió hace tiempo dedicarse al turismo, y que sería triste abandonar el mercado internacional y desaprovechar los recursos que tenemos.