22 de noviembre de 2024

Jon Rahm, una pieza en el tablero en la confrontación del golf mundial

Durante los últimos años el PGA Tour y el PIF reivindicaban como victorias decisivas las decisiones de Dustin Johnson y Brooks Koepka de dejar el PGA Tour por el LIV o las de Tiger Woods y Rory McIlroy de quedarse.

 

El salto de Jon Rahm al LIV, sobre el que se viene especulando intensamente, representaría una escalada en la confrontación que mantienen ambas entidades por el control del golf mundial, contaminando las negociaciones.

Entre los jugadores de la junta, hay una facción que se opone a involucrar al Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí en el futuro del Tour, prefiriendo asociarse con uno de los varios inversores privados interesados. Sus motivaciones son variadas, ya sea el patriotismo, el deseo de que la LIV continúe para sacar provecho o la simple aversión a que se les imponga un Acuerdo Marco sin consultarles. Jay Monahan, sin embargo, insiste en que se incluya a los saudíes, presumiblemente porque prefiere no tener un rival que gaste lo que quiera acercándose a miembros disidentes que prometan lealtad sólo hasta que la oferta aumente lo suficiente.

Este enfrentamiento convierte el posible fichaje de Jon Rahm en una astuta maniobra de presión por parte del gobernador del FPI, Yasir Al-Rumayyan, que tiene previsto reunirse con Monahan proximamente. Sería un duro recordatorio para los directores de jugadores resistentes del daño que puede infligir, garantizaría potencialmente la participación de la FIP en el futuro del Tour y aseguraría unas condiciones más favorables de lo que parecía probable. Si se consuma un acuerdo de paz, Al-Rumayyan podría no tener que hacer nunca un pago a Rahm. ¿Y si no? Bueno, fichó al campeón del Masters y número 3 del mundo como reclamo de alto perfil para su liga.

Hay quienes afirman que perder a Rahm acabaría con Jay Monahan, reforzando la percepción de que está siendo superado. Otra posibilidad es que salga fortalecido si los jugadores indecisos aceptan sus argumentos a favor de la distensión. Por supuesto, los directores de los jugadores también podrían movilizarse contra el FIP por considerarlo un socio poco fiable y torpedear por completo el Acuerdo Marco. Esto también tiene ramificaciones. ¿Tendrán los pretendientes de capital privado del Tour, que pensaban hacer negocios con los saudíes, las motivaciones para entrar en guerra con ellos?

Al-Rumayyan y LIV tienen un tiempo finito para triunfar en el golf, por lo que un fichaje como el de Rahm resulta atractivo hasta el punto de la necesidad. Pero el PGA Tour no se va a ir a ninguna parte, y su objetivo no debería ser recaudar tanto dinero como sea posible ahora, sino mejorar el producto para aquellos que están profundamente comprometidos con él, incluidos sus olvidados aficionados.

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