23 de noviembre de 2024

Álvaro Beamonte: Yo estuve allí

Álvaro Beamonte: Yo estuve allí

Cuando echo la vista atrás me doy cuenta de que he sido un privilegiado por tantos y tantos momentos especiales de los cuáles he sido testigo a lo largo de mi vida profesional. Asimismo, de la cantidad de gente que el deporte, bien fuera la vela, el esquí y sobre todo el golf desde el punto de vista de la práctica y otros muchos desde el profesional, me ha permitido conocer  a lo largo de estos casi cuarenta años de trayectoria.

Son esos momentos que te enorgullecen como deportista y persona, y que cuando se relaten con el paso de los años, te harán pensar…»yo estuve allí…» 

El pasado domingo día 14 fue uno de esos, y probablemente uno de los más especiales, por no decir el que más. Ser comentarista de golf y poder narrar un Masters de Augusta en directo es algo único. Ya tuve la fortuna de narrar en 2001 la segunda victoria de Tiger Woods con la batuta de mi buen amigo Matías Prats, y en 2003 la victoria de Mike Weir junto a José Joaquín Brotons

Pero esta edición de 2019, será, sin duda, la que más recordaré, y será difícil que una nueva ocasión supere las emociones vividas la semana pasada junto a mis compañeros de Movistar + Golf en Augusta National. 

Durante toda la semana se sentía el ambiente algo muy especial. Se cruzaban comentarios, se hablaba en voz baja, como para no romper el momento mágico que, a la postre, vivimos todos el domingo. 

Creo que no hace falta entrar en el detalle de la trayectoria de Tiger Woods o lo sucedido el domingo desde el punto de vista deportivo. Tiger es suficientemente conocido por todos como para tener que extendernos en este sentido.

Creo que lo más importante es el factor humano. 

Después de casi cuatro años de idas y venidas, de lesiones, de operaciones y de retiradas en torneos desde 2014 hasta 2017, por fin en 2018 Tiger pudo tener una temporada completa libre de lesiones. La actual, a la vista de lo sucedido, es muy prometedora. Pero en algún momento él mismo dudó de que pudiera incluso hacer un swing. 

Me quedo con las palabras de Notah Begay III, su mejor amigo, profesional y comentarista de The Golf Channel, el domingo por la noche: “Fui a visitarle una vez y no podía levantarse de la silla de ruedas sin ayuda. Fuimos a recoger a Sam y Charlie al colegio y tuve que ayudarle a bajar y a subir al coche”.  

¿Cómo una persona que apenas puede hacer eso, es capaz de sobreponerse, tener el tesón de volver a empezar, volver a entrenar paso a paso, volver a jugar, volver a competir, y lo que es más importante, llegar a competir al máximo nivel y ganar primero el Tour Championship 2018 y ahora el Masters de Augusta 2019?    

Basta con una palabra… GRANDEZA. 

Lo logrado por Tiger Woods el domingo es sin duda alguna una de las recuperaciones (comeback) más importantes de la historia del deporte, sobre todo por la propia grandeza que ya ostentaba. 

Tiger fue nombrado en tres ocasiones el deportista más importante del año por Sports Illustrated. Su nombre figuraba en las listas de los deportistas más influyentes, el sólo tiró del PGA Tour, de las audiencias de TV, del incremento de premios en los torneos (multiplicados por mas de tres en estos veinte años), de la repercusión mediática del golf…. 

El golf en USA languidecía estos últimos cinco años desde el punto de vista de los aficionados. No importaba que hubieran surgido grandes jugadores, Koepka, Thomas, Spieth, Fowler, Dustin Johnson…. Faltaba el Gran Jefe, la piedra cenital. 

Esto sucedió el domingo. Y todo el mundo se rindió ante la evidencia de su dominio, control y estrategia. Es un Tiger madurado por el dolor y el sufrimiento. No el Tiger »despótico deportivo» (entiéndanlo como dominador absoluto) del periodo 1997-2008. Es un Tiger más humano, que sonríe, que conecta con el público, un Padre que abraza a sus hijos en el hoyo 18. Un hombre que juega al golf divinamente. 

Tiger se ha colocado en el Olimpo del deporte. Ya lo estaba antes de sus problemas, pero se ha convertido en un verdadero héroe a la altura de Muhammad Ali, Carl Lewis, Michael Jordan. Roger Federer, Michael Phelps, y otros grandes deportistas de todos los tiempos. 

Hubo un tiempo que Tiger no fue el Número 1 del Mundo. Ese tiempo se lo repartieron Luke Donald, Martin Kaymer, Lee Westwood, Dustin Johnson, Justin Thomas, Brooks Koepka, Jordan Spieth….. 

La victoria en Augusta vuelve a poner a Tiger Woods en la parrilla de salida para alcanzar muy pronto el número 1 del ranking mundial. Es su lugar natural. 

Es el Gran Jefe, y sólo Jack Nicklaus esta a su nivel, al menos por resultados en PGA Tour y Grandes

Y es un Gran Jefe de 43 años. 

Le quedan unos cinco o seis años aún buenos (Phil Mickelson estuvo ahí con 48). Pero si alguno de los antes citados o uno nuevo quiere ser número 1, va a tener un rival muy serio. El Gran Jefe ha regresado. Lo merecía. No merecía acabar su carrera sin esta maravilla que nos obsequió el domingo pasado. 

Y Yo estuve allí para verlo. Afortunado fui.

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