Era tarde. Recuerdo que el sol se escondía tras los árboles y la brisa del mediterráneo se hacía notar. Aquel chaval, todavía con cara de niño, nos miraba algo extrañado. Al fin y al cabo había muchas más estrellas a las que entrevistar.
Años después nos volvimos a ver frente a frente, en el mítico Medinah Country Club. Los gritos de: “niño, niño, niño” procedentes del hoyo 18 se iban apagando poco a poco. No en vano Tiger Woods acaba de firmar la victoria en otro grande.
Entre medias, un Masters de Augusta histórico. El primero de los “majors” de un mito del golf mundial, y la medalla al mejor amateur del torneo.
Hace algunos años, la cima del Teide, me mostró la cara más triste de un hombre al que la vida le había dado un golpe muy duro. Quizá el momento más intimo para reconocer al chaval de aquella tarde, en Oliva-Nova, a orillas del mediterráneo. Aunque las cicatrices de haber estado expuesto a un tribunal que siempre le juzgo con severidad, le hubieran envejecido el rostro.
El viernes pasado en Dove Mountain, ofreció otra lección de honor. Quizá muchos no lo hubieran esperado, los que hemos tenido la fortuna de compartir con él experiencias, victorias y derrotas sabemos que Sergio García es ante todo un deportista. Uno de los grandes.
@oaks63
