Golfconfidencial. El jueves, a primera hora, cuando la neblina aún no han despejado las calles y el olor a pinaza y a hierba recién cortada impregna el ambiente, muchos competidores se dan cuenta de su error. Comienzan a entender que detrás de esa postal de ensueño se esconde un monstruo dispuesto a devorarles al mínimo error.
Es difícil encontrar un debutante que gane el Masters. Tiger Woods necesitó tres intentos antes de conseguirlo. Jack Nicklaus, el gran “Oso Dorado”, cinco. Y nuestro recordado Seve Ballesteros, cuatro.
Esta edición, que comienza el jueves, no tiene un claro favorito. La casas de apuestas confían en la victoria de Tiger y pagan seis a uno su quinta chaqueta verde. Cerca se sitúa McIlroy, siete a uno. Algo más lejos Mickelson, once a uno. El actual número uno, Luke Donald, se paga quince a uno. Por la victoria de Sergio García, eterno aspirante, recibiríamos la nada desestimable cantidad de cuarenta y uno a uno, la misma cantidad que ofrecen por el actual defensor de la ansiada chaqueta verde, Charl Schwartzel.
El domingo, cuando falten nueve hoyos para finalizar el torneo, una corta lista de jugadores estarán en disposición de enfundarse el verde trofeo. Solo aquellos que hayan visto al monstruo cara a cara, estarán en clara ventaja y, a buen seguro, que será alguno de los nombres anteriormente citados.
Si tuviera que realizar una apuesta, la haría por poder disfrutar de un duelo entre Woods y McIlroy que, seguro, tiene todas las características para ser el más interesante.
Pasado, presente y futuro en el mismo partido. Un disfrute para los aficionados y una nueva edición para agrandar la leyenda del Augusta National.
Hasta la próxima
