Tuvo la oportunidad la semana pasada de disfrutar de un torneo peculiar en el Centro de Tecnificación de la Federación de Golf de Madrid. Se trataba de un torneo del golf adaptado bajo el formato “scramble” donde participaron equipos de cuatro jugadores.
Hasta aquí todo suena más ó menos normal. La diferencia la marcan los participantes, por un lado jóvenes golfistas del colegio Highlands de Madrid, por otro un grupo de jugadores con discapacidad psíquica, bajo la tutela de la Federación de Golf de Madrid.
Puedo decir que fue una mañana muy agradable, disfruté de un clima de compañerismo que sinceramente no había visto en otro tipo de competiciones. Los jóvenes golfistas ayudando en todo momento a sus compañeros de partida, animando, enseñando, y apoyando con cariño, cada una de las acciones de los jugadores discapacitados. La mayoría de ellos, acompañados de unos orgullosos padres que pudieron compartir esta actividad con sus hijos.
Muchas veces hemos oído criticas, sin ningún fundamento, definiendo el golf como un deporte para las minorías más elitistas, en acciones como esta se demuestra que no solo no es así, sino que además este deporte ayuda de una manera muy eficaz a integrar a personas con discapacidad, cualquier discapacidad, psíquica ó física.
Dos certezas me dejaron la mañana de aquel domingo. Una que el golf es algo más, hay cabida para todos. Las grandes victorias de los más famosos y las pequeñas hazañas de los menos favorecidos. Y la segunda que los zapatos que me acompañan desde la Ryder Cup de 2004, en Oakland Hills y adquiridos en un “mall” de Detroit, ya no soportan el agua como antaño.
Muchas gracias, Felices Fiesta a todos.
Hasta la próxima.
