En un día que rozó la perfección para Europa, los anfitriones se apoderaron el domingo de la delantera en The Celtic Manor Resort.
Los europeos se gustaron a costa de Tiger Woods, Phil Mickelson y las demás estrellas de Estados Unidos.
La Ryder Cup terminará por primera vez en lunes, y presenta todo el aspecto de una colosal celebración europea en el campo de Celtic Manor embarrado por la lluvia.
El equipo del capitán Colin Montgomerie mantuvo el marcador impregnado de azul todo el día. Cuando terminó, Woods había sufrido su peor derrota en su trayectoria en la Ryder, Mickelson era el golfista estadounidense con más reveses y los campeones vigentes enfrentaban un desalentador déficit de 9 1/2-6 1/2 antes de la jornada de individuales.
«Simplemente un gran día«, declaró Ian Poulter. «La clave fue, poner el pie en el acelerador y ponernos en marcha».
El margen, sin embargo, no es insuperable.
Los estadounidenses son tradicionalmente más fuertes en los duelos de uno contra uno, y en el último día del torneo de 1999 en Brookline remontaron un déficit de 10-6. Pero ese encuentro fue en su casa, con el apoyo de unos efusivos espectadores.
Ross Fisher y Padraig Harrington adelantaron 7-6 a los anfitriones cuando el domingo derrotaron a Jim Furyk y Dustin Johnson por 2 y 1 en la modalidad de ‘fourballs’.
Lee Westwood y Luke Donald vapulearon 6 y 5 a Tiger Woods y Steve Stricker, en la que fue la peor derrota de Woods en la Ryder Cup. Graeme McDowell y Rory McIlroy vencieron 3 y 1 a Zach Johnson y Hunter Mahan.
El mal tiempo a primeras horas del domingo imposibilitó completar el torneo antes del anochecer del domingo. Lo único que se podía hacer era culminar seis partidos de equipos, que el día anterior fueron suspendidos por falta de luz natural.
El domingo, incluso el único momento brillante de Estados Unidos -un medio punto aportado por Stewart Cink y Matt Kuchar- fue percibido como pérdida. El dueto estadounidense se puso 1 al frente camino al hoyo 18, pero Francesco Molinari, tuvo un putt de un metro que le dio un birdie para ganar el hoyo y dividir el encuentro.
Los aficionados celebraron animadamente y saludaron a los europeos incluso con el conocido cántico del «Olé, olé, olé» cuando salían del campo. Los estadounidenses se quedaron estupefactos, preguntándose si podrían tener otra recuperación como en Brookline.
«Tuvimos esa ventaja», dijo Poulter. «Se nos acercaron, pero esto muestra lo fuerte que es este equipo. … (El resultado) nos coloca en buena posición para salir mañana y hacer exactamente lo mismo».
El capitán estadounidense Corey Pavin, ante la pregunta de si su equipo tenía todavía una oportunidad, respondió enfático: «Absolutamente».
«Tenemos a 12 de los mejores jugadores del mundo. Ellos tienen también a 12 de los mejores jugadores del mundo. En la jornada de enfrentamientos, todo puede suceder», declaró. «Una cosa sí puedo asegurar, y es que el equipo estadounidense va salir mañana a jugar intensamente y a tratar de ganar la Ryder Cup».
