Mucho antes de dar un golpe en el tee del hoyo 6 del Concurso de Par 3, Gary Woodland estaba emocionado por participar en el evento familiar anual en vísperas del Masters.
Junto a él, el miércoles, siete meses después de que Woodland fuera operado el pasado septiembre para extirparle parcialmente un tumor cerebral, estaban su mujer, Gabby, y sus tres hijos: Jaxson, de 6 años, y Lennox y Maddox, mellizos de 4 años. Todos, excepto papá, vestían los clásicos monos blancos de caddie del Augusta National.
«De esto se trata todo», dijo Woodland, campeón del Abierto de Estados Unidos 2019, al comienzo de su ronda. «Para esto era la lucha. Hoy lo pone todo en perspectiva».
Los dioses del golf estaban prestando atención. En el sexto hoyo de 140 yardas, que se juega sobre DeSoto Springs Pond, Woodland golpeó un wedge a la esquina posterior izquierda del green. La bola aterrizó y giró varios metros hacia atrás, como si le hubieran tirado de una cuerda, y luego rodó más de 12 metros hacia la bandera de la derecha y desapareció en el hoyo. Jaxson se arrodilló y sacó la bola de la cazoleta, dándose palmaditas en el corazón.
En el último hoyo, Jaxson entró en acción, embocando un putt desde el antegreen para cerrar la ronda de su padre.
«Lo ha pensado todo el día», dijo Woodland. «Sabía que ése iba a ser su golpe. Me dijo que le pegara mucho más cerca que eso, así que me disculpaba por no haberle pegado más cerca».
El hoyo en uno de Woodland fue uno de los cinco del día. Otros dos llegaron en el seis, cortesía de Luke List y Victor Hovland. Sepp Straka logró la hazaña en el hoyo 5, de 155 yardas, y Lucas Glover añadió su nombre a los anales con el hoyo 7. Un total de 112 hoyos en uno se han hecho en los Par 3 desde que comenzó el concurso en 1960. La semana pasada, cuatro participantes en el Augusta National Women’s Amateur hicieron hoyos en uno en el corto recorrido de nueve hoyos.
