Cuatro días después de que Lee Elder, que en 1975 se convirtió en el primer golfista negro en jugar en el Masters, actuara como titular de honor junto a Jack Nicklaus y Gary Player, el japonés Hideki Matsuyama se convirtió en el primer jugador de su país en ganar el Masters y un Major masculino.
«Espero ser un pionero y que muchos más me sigan», dijo Matsuyama a través de su confidente e intérprete de toda la vida, Bob Turner. «Es emocionante pensar que hay muchos jóvenes en Japón viéndolo hoy. Con suerte, dentro de cinco o diez años, cuando sean un poco más mayores, algunos de ellos estarán compitiendo en la escena mundial.»
El recorrido del domingo de Matsuyama por el campo del Augusta National fue accidentado, la ventaja de cuatro golpes que llevaba a la ronda final se redujo y creció y volvió a reducirse antes de poder cerrar una victoria histórica.
Llegó al hoyo 72 en una tarde cálida y soleada con una ventaja de dos golpes sobre Will Zalatoris, un colchón que permitió al jugador de 29 años hacer un bogey para firmar un 73 y terminar con diez bajo par, uno por delante del debutante en el Masters y tres por delante de Jordan Spieth y Xander Schauffele
El resultado repitió el escenario del Augusta National Women’s Amateur de la semana pasada, cuando la japonesa Tsubasa Kajitani, de 17 años, superó a Emilia Migliaccio, estudiante de último año en Wake Forest, para el título. Zalatoris, de 24 años, fue una estrella del equipo de golf masculino de Wake Forest antes de convertirse en profesional en 2018.
Mientras Matsuyama salía del último green hacia la zona de puntuación, con el putter que le había servido durante toda la semana en la mano, su caddie, Shota Hayafuji, cumplió con la tradición al recoger la bandera amarilla del hoyo. Hayafuji colocó el mastil en el hoyo, se quitó la gorra e hizo una reverencia. A casi 11.000 kilómetros de distancia, en la tierra natal de Matsuyama, eran las 8 de la mañana del lunes, hora punta, cuando por fin se hizo realidad un logro que llevaba décadas gestándose.
Chako Higuchi, en el LPGA Championship de 1977, e Hinako Shibuno en el Open Británico Femenino de 2019, habían resuelto el gran rompecabezas en el lado femenino, y sin embargo había quedado sobre la mesa, faltando piezas, para los hombres japoneses.
Matsuyama no había podido dormir tanto como hubiera querido, la noche del sábado al domingo. Cuando se plantó en el primer tee, admitió sentirse nervioso bajo el peso del liderato, del emparejamiento final con Schauffele. «Pero me he controlado», dijo Matsuyama, «y el plan de hoy era simplemente salir y hacerlo lo mejor posible durante 18 hoyos. Ese fue mi pensamiento durante todo el día: seguir dando lo mejor de mí. Dar lo mejor de mí». El mantra resultó ser suficiente.
Su ventaja se redujo rápidamente a uno tras un bogey inicial y un birdie de salida de Zalatoris. Pero Matsuyama se estabilizó y amplió su ventaja. Schauffele alabó más tarde a su compañero de competición por haber estado «como un robot» durante más de la mitad de la ronda.
Matsuyama había dado la vuelta a su Masters a partir del hoyo 11 del sábado tras un retraso meteorológico, cuando jugó los últimos ocho hoyos en 6 bajo para firmar 65 y tomar una gran ventaja después de 54 hoyos. Cuando se dirigía al undécimo green el domingo, su ventaja fue brevemente de seis golpes.
Pero ese margen se redujo. Matsuyama seguía aventajando a Schauffele, un californiano de 27 años, en cuatro golpes al jugar el hoyo 15 de par 5. Un eagle en el hoyo del sábado había sido fundamental para que Matsuyama subiera en la clasificación, pero el resultado fue muy diferente el domingo. El hierro 4 de Matsuyama desde más de doscientos metros voló el green y cayó en el estanque del hoyo 16. Su consiguiente bogey, combinado con el birdie de Schauffele, redujo la ventaja a dos.
Schauffele cometió un error crucial en el par 3 del 16, su hierro 8 se quedó corto y cayó al agua. El error le llevó a cometer un triple bogey, el primero en más de 1.000 hoyos jugados en un Major, y dio a Matsuyama un respiro.
Zalatoris se mostró muy activo en la recta final, haciendo birdies en el 15 y el 17 y embocando un golpe de cinco metros y medio en el 18 para conseguir el par y un total de 70 golpes, 9 bajo par.
Matsuyama había jugado 93 torneos desde su más reciente victoria, en el WGC-Bridgestone Invitational de 2017 en el Firestone Country Club. El que fuera número dos en el Ranking Mundial Oficial de Golf, llegó a este Masters en el puesto vigésimo quinto sin haber conseguido un top-10 desde que empató en el segundo puesto en el Open de Houston el pasado otoño.
«Este año ha sido una lucha», dijo Matsuyama. «Sin un puesto entre los diez primeros, ni siquiera he competido, así que llegué a Augusta con pocas o ninguna expectativa. Pero a medida que avanzaba la semana, mientras practicaba, especialmente el miércoles, volví a sentir algo. Encontré algo en mi swing. Y cuando eso ocurre, vuelve la confianza. Empecé el Torneo con mucha confianza».
Matsuyama se convirtió en el séptimo golfista en ganar una Chaqueta Verde después de ser Low Amateur, uniéndose a Cary Middlecoff, Jack Nicklaus, Ben Crenshaw, Phil Mickelson, Tiger Woods y Sergio García.