José María Olazábal está jugando como hacía tiempo. Por fin podemos ver al ganador de dos Chaquetas Verdes jugando al golf. Desde hace algunos años, Olazábal, se arrastraba por el campo, sus lesiones y dolores poco más le dejaban hacer.
Comenzó el jueves con una vuelta de 75 golpes. Dadas las duras condiciones del campo, un resultado más que digno. El viernes, cumpleaños de su gran amigo Seve Ballesteros, luciendo los colores de batalla del cántabro, firmó un 71 que hubiera firmado en cualquiera de las vueltas que, antaño, jugaba el vasco cuando competía con los mejores.
El sábado su tarjeta y, sobre todo, su juego hacía soñar con una posición en la tabla digna de su historia. Llegaba al hoyo quince uno bajo par. La salida, al roguh de la izquierda, fallando la calle por apenas dos metros. El segundo, golpe de colocación en su sitio. El tercero volaba en dirección a bandera. Medio metro, esa fue la diferencia entre una posible ocasión de birdie y el doble bogey que finalmente se anotó, Olazábal, en la tarjeta. No fue injusto. Así es el Augusta National, así se ha escrito su historia. Unas veces te da un eagle y una Chaqueta Verde y otras tienes que pelear una vuelta con un doble bogey.
Los tres siguientes hoyos los cerró Olazábal con bogey en el dieciséis y diecisiete y, un luchado, par en el dieciocho.
Por su parte, Jon Rahm, vino a sufrir algo parecido. No está jugando mal el numero tres del mundo que, ayer sábado, firmó su tercera tarjeta de par (72) consecutiva. Le falta al de Barrika esa pizca de suerte para que sus golpes le den esas oportunidades de birdie que se le están escapando por centímetros, ya sea en los golpes de aproximación, ya sea en los putts, que evitan el hoyo en más de una ocasión.
Ayer el once fue un punto de inflexión. Tras una buena salida, el segundo golpe parecía franco hacía la bandera. Botó pasada la misma, rodando cuesta abajo, quedando a pocos metros del agua, detrás del hoyo. Jon miró hacía la copa de los árboles, como había hecho minutos antes de ejecutar el golpe, con la sensación de que el viento le hubiera engañado. Un golpe que hubiera sido una oportunidad de birdie, por su ejecución, se convirtió en bogey.
Buena salida en el doce, con un putt que se marcha por poco. En el trece, quizá, uno de los peores golpes de Rahm esta semana. A la derecha, contra los árboles que rebotan su bola a pocos metros de Rae’s Creek. Buen tercer golpe, con una opción de birdie que no entra por muy poco. La frustración de Rahm se vio reflejada en el bogey del catorce. La garra del vasco, salió a relucir con birdie en los dos siguientes. Un 72 que de poco le sirve, tras la exhibición de Matsuyama. Le queda disfrutar de Kepa y, esperar, que Augusta National le sea más propicio en futuras ediciones.