Día en familia, para jugar con amigos, esposas (como Sergio García), niños, sobrinos, primos…todo es poco para poder disfrutar del campo, de la afición y de la magia que impregna cada momento. El Masters de Augusta vivía su ya tradicional concurso de Pares 3 en el que, quizá, lo menos importante es ganar.
De hecho, muchos no quieren ni hacerlo, ya que la »maldición» que arrastra al ganador de esta cita en el torneo regular (quien gana se dice que nunca se impone en el Masters) consigue que haya juego desenfadado, distendido y donde priman más las risas y los aplausos que meter la bola.
En esta ocasión ha sido Matt Wallace, jugador que debuta en el torneo, el que se ha llevado el título y la copa de ganador acompañado de su mujer, caddie en esta minicompetición. Ahora, el inglés de 28 años espera poder romper con la historia al convertirse en el primer campeón del Par 3 en ganar el evento principal de la semana.
Wallace obtuvo su victoria con un birdie en el tercer hoyo de un playoff que le enfrentaba al veterano Sandy Lyle, los dos que concluyeron con mejores números tras la ronda de competición en la que estuvieron presentes, entre otros, Dustin Johnson, Bubba Watson, Shane Lowry (quien consiguió dos hoyos en uno), o Martin Kaymer.
»Solo quería ganar esto. Quiero romper un poco la historia, así que ahora estoy preparado para darlo todo en el campo», comentaba Wallace.
El hecho de que desde su debut en 1960 ningún ganador del concurso de Pares 3 haya logrado llevarse también el Masters la misma semana, ha llevado a los jugadores a lo largo de los años a reflexionar, seriamente, sobre la existencia de una especie de »maldición» del torneo, siendo Raymond Floyd (1990) y Chip Beck (1993) los que más cerca han estado de romperla con dos subcampeonatos tras llevarse el primer título en juego cuatro días antes.
