Cuatro de las siete representantes españolas en el Augusta National Women’s Amateur juegan este sábado la ronda final en el mítico Augusta National Golf Club, un privilegio reservado para las treinta y cinco golfistas más acertadas en esta dos primeras rondas.
Hablamos de Cayetana Fernández (T13, par), Paula Martín (T17, +1), Andrea Revuelta (T21, +2) y Carla Bernat (T23, +3).
Cayetana Fernández se ha mantenido como mejor española con una ronda, de 74 golpes, más alta que la primera, pero también salpicada de momentos geniales, como fue su birdie al 17, fruto de un putt de unos quince metros.
En esa misma línea de solidez se han mantenido las otras dos integrantes del ‘trío de oro’ del golf madrileño, Paula Martín (73) y Andrea Revuelta (74), mientras que la mejor vuelta del día ha sido el 69 de Carla Bernat. La castellonense ha firmado cuatro birdies para dar forma a la tarjeta más deslumbrante del día.
Fuera de la jornada final se han quedado Carolina López-Chacarra (+4), Julia López (+5) y Rocío Tejedo (+11). En el caso de la madrileña, únicamente un golpe le ha separado de superar la criba en Champions Retreat.
La inglesa Lottie Woad lidera con dos golpes de ventaja tras la segunda ronda del Augusta National Women’s Amateur con una puntuación de cinco bajo tras 36 hoyos. En su segunda participación en el evento, la jugadora de segundo año de Florida State firmó una tarjeta de 68 golpes sin bogeys en la ronda de apertura y siguió con un 71 bajo par en la segunda ronda del jueves.
Woad, número 4 del ranking mundial de golf amateur, comenzó con un doble bogey en el primer hoyo antes de repartir dos birdies y dos bogeys en el resto de sus nueve primeros hoyos. La jugadora de 20 años no cometió bogeys en la segunda vuelta y logró tres birdies, incluido el del último hoyo, para convertirse en una de las cinco jugadoras que rompieron el par en la segunda ronda.
«No pensaba que iría en cabeza cuando estaba tres abajo en el hoyo 8», dijo Woad. «Intenté aguantar con lo difícil que era. Intentaba hacer bien los números porque en los primeros nueve hoyos o volaba el green o lo dejaba corto. Intentaba calcular cuánto afectaba el viento, y luego metí unos cuantos putts en los últimos nueve, lo que me ayudó».
