Qué se entiende por juego lento y por qué se genera; el juego lento en el ámbito de la competición y en el ámbito del juego recreacional; el juego lento por categorías de edad y categorías de hándicap; el juego lento en las competiciones profesionales; cómo se aborda el problema de juego lento en los campos de golf de diferente tipología… todas estas cuestiones fueron objeto de debate en un nuevo evento de la Copa Comunicación y Empresas.
En esta ocasión, con objeto de difundir los valores del golf en distintos ámbitos de la sociedad española, la Copa Comunicación y Empresas ha abordado un asunto que afecta al conjunto del golf mundial con un espíritu didáctico y constructivo, con el deseo de encontrar puntos en común.
Juan Guerrero-Burgos, Secretario General de la RFEG, dio la bienvenida a todos los presentes, recalcando “la buena salud del golf español, con continuos éxitos deportivos y de nuevo por encima de los 300.000 federados” antes de alabar el trabajo de los clubes de golf en su conjunto y de los medios de comunicación en su labor de difundir los acciones del conjunto del golf español.
Luis Fernández-Conde, Juez-Árbitro internacional; Pedro Oriol, jugador profesional; Jesús Barrera, Director de Deportes del CC Villa de Madrid ; y los gerentes de campos Juan Antonio Fernández (Centro Nacional), Nacho Vidosa (RACE) y Goyo González – Irún (Olivar de la Hinojosa) ofrecieron su gran experiencia en relación con el juego lento.
Profesionales que se toman diez minutos para patear…
El primero en tomar la palabra fue Luis Fernández-Conde, Juez Árbitro internacional que comenzó su alocución recordando que “no hay una definición de juego lento en las Reglas de Golf. Se habla de jugar ‘sin demora indebida y a un ritmo de juego normal’, pero no existe una definición como tal”.
Apuntado esto. Luis Fernández-Conde señaló que el juego lento “es un tema fundamentalmente de educación”, y explicó que “los benjamines son más rápidos que muchos mayores, principalmente porque no están contaminados por el golf en televisión, como si nos pasa a muchos aficionados. Cuando vemos por la tele a profesionales tomarse diez minutos para patear…”.
Seguidamente, Pedro Oriol, jugador con experiencia en el DP World Tour y en el Challenge Tour, puso el foco en los jugadores profesionales. “En el PGA Tour tardan cinco horas y media. Si el circuito más importante no lucha contra el juego lento, partimos de una base muy mala. Los circuitos tienen parte de culpa, si bien los europeos están mucho más encima del juego lento. Los profesionales tenemos que saber que somos el espejo en el que se miran los aficionados”, argumentó.
Para tener una visión amplia de las consecuencias de la lentitud en el golf, no podía faltar la voz de los gerentes y directores de campos de golf. El primero de ellos en pronunciarse fue Jesús Barrera, Director de Deportes del CC Villa de Madrid, que no negó que estamos ante un tema “muy complejo”, especialmente en clubes con muchas salidas. Dejó una reflexión que dio mucho juego: “eso de que el hándicap alto juega lento y el hándicap bajo va rápido es un tópico que me gustaría desterrar, porque no es necesariamente así”. Además, destacó la labor, “muchas veces ingrata”, de los marshals.
Por su parte, Goyo González-Irún, Gerente del Olivar de la Hinojosa, habló “desde la perspectiva de un campo comercial, en el que la fracción de abonados es muy pequeña. Aquí el problema estriba en tener que complicar la vida a un cliente que se gasta el dinero en jugar en tu campo. Hay que encontrar un equilibrio, pero admitamos que es complicado”.
“No hay jugar rápido, hay que jugar ágil”
Entró en escena Juan Antonio Fernández, Gerente del Centro Nacional de Golf, que habló desde el prisma de un campo público abierto al pay & play. “Aquí el conflicto es claro: queremos que la gente se lo pase bien, pero controlando que el tiempo no se vaya mucho. En la Escuela tratamos de hacer pedagogía con los alumnos al respecto, y para ello bloquemos salidas para que el profesor pueda salir con los alumnos y enseñar cosas como el ritmo de juego. Le decimos a los alumnos que no hay que jugar rápido, corriendo y con prisas, hay que jugar ágil”.
El último en exponer su punto de vista fue Nacho Vidosa, Gerente del RACE, un club señero en España con otras condiciones al ser estrictamente privado. “Tenemos 21.000 socios, y cada uno con sus circunstancias. El tiempo es de las pocas cosas que no se pueden recuperar en la vida, por eso creemos que es algo vital en lo que hay que trabajar. Además de lo dicho, podemos hacer cosas para mejorar la velocidad de los jugadores: una preparación del campo correcta, una adecuada colocación de banderas…”, señaló.
La jornada se cerró con un coloquio trufado de las preguntas de los asistentes. “¿Problema irresoluble? Para nada” –terció Luis Fernández-Conde–, “pero hay que tomar medidas. En el RACE nos pusimos manos a la obra y hemos mejorado respecto de la situación de partida”.
A modo de conclusión se llegó a un consenso: la educación golfística y la pedagogía, sobre todo con respecto a los jugadores que empiezan, se antojan como las principales armas en la lucha contra este mal que castiga a nuestro deporte. La RFEG, a través de los cursos de Técnicos Deportivos, ya se preocupa en que los formadores instruyan a sus alumnos en la necesidad de jugar con ritmo, tal y como recalcó Pedro Oriol.