Cuando empecé a jugar al golf, solía mirar los mapamundis para encontrar campos en los lugares a los que me apetecía viajar. Y la isla La Española, siempre estaba entre mis destinos favoritos.
Es verdad que antes de pisar su suelo, lo hice en Cuba, Colombia, Venezuela, Brasil, Ecuador, Paraguay, Argentina, Chile y Uruguay, pero, por fin en 2008 pude poner pie en República Dominicana. Volví en 2015. Siempre con amigos o alumnos y para pasar unos días de asueto y jugar un par de vueltas. Pero no para un viaje intenso de golf y turismo, un ” Fam trip” como el que me ofreció la posibilidad de realizar Soltour del 10 al 16 de mayo.
En esta y mis próximas tres aportaciones intentaré plasmar unas vivencias, que por especiales y únicas, serán difíciles de encasillar en palabras, y que siempre irán conmigo, allá donde esté.
El aeropuerto de Punta Cana es un coqueto, pequeño, funcional y extremadamente ágil aeropuerto internacional. Punta Cana no sería lo mismo hoy en día si Oscar de la Renta no le hubiera propuesto a Julio Iglesias invertir en esta zona del Caribe, que no era un destino turístico de primera fila. El dotó a esta zona del aeropuerto, del primer hotel de cinco estrellas y del primer campo de golf. Aún hoy mantiene una residencia cuasi fija a la derecha del tee del 14, par cinco de Corales.
Nuestra llegada es puntual, con una aduana ágil y una recogida de equipajes sin sobresaltos. Nada quedó atrás. Coming2 nos está esperando con un minibus para llevarnos al Hotel Bahía Príncipe Luxury Bouganville en la zona de La Romana, donde estaremos nuestras primeras tres noches. Carretera correcta, una hora aproximadamente de trayecto y recepción ágil, amable y rápida. Aunque es casi de madrugada en destino, podemos cenar al aire libre mientras escuchamos música. El descanso del guerrero. Las habitaciones, amplias, cómodas, confortables…. Descanso reparador después de un viaje largo pero tranquilo.
Diana a las 5:45 AM (no todos). Yo voy siempre por delante. La costumbre del servicio militar y ser profesional de golf, supongo. Nos toca jugar PGA Oceans´4. Es el campo de la Propiedad. El Grupo Piñero ostenta la propiedad de los únicos dos campos que llevan el sello de calidad de la PGA de Estados Unidos fuera de suelo estadounidense en el Continente. En una de mis aportaciones anteriores les hablé de PGA Riviera Maya. Pues PGA Oceans´4 es algo nuevo para todos nosotros.
Yo sólo había jugado en la zona de Punta Cana, e iba a hacerlo en tres campos de la zona de La Romana.
A nuestra llegada nos reciben Carlos de Linares, General Manager, e Iván Merino, PGA Head Pro del campo. Sólo con mirarles a los ojos y estrecharles la mano, te das cuenta de la calidad humana. Amables, interesantes, dispuestos, sencillos. Nos explican el complejo delante de la maqueta, nos acompañan al master caddie, nos colocan en el tee del 1 y nos acompañan periódicamente por el campo.
Espectacular campo de golf, inaugurado en 2017, diseñado por Maverick Golf, y con los toques especiales de Jack Lund, que tuvo total autonomía para conseguir que este proyecto sea hoy una realidad. Un campo largo desde barras de campeonato, en la órbita de los 6700 metros, pero con distancias desde diferentes tees para que todo el mundo disfrute de una experiencia inigualable.
Los hoyos 7 y 8 y los hoyos 16-17 son de los más lentos que he jugado en mi vida. No paras de hacerte fotos junto al mar turquesa batiente contra las rocas, algo poco habitual por estas latitudes. Un par 3, un par 5, otro par 3 y un par 4 que no olvidarás en tu vida. Sólo por esta “milla verde” merece la pena jugar el campo. Y si además los juegas bien, como tuve la fortuna de hacerlo, pues mejor.
El grupo disfruta de lo lindo. Los partidos de dobles mejor bola acaban en los hoyos 17 y 18, ajustados. Carlos nos espera a nuestra llegada para acompañarnos en un almuerzo en la cafetería del club. Unas hamburguesas a la brasa y alegría, camaradería, conversación alegre y amistosa. Carlos se desvive por nosotros.
Compartimos fotos utilizando la wifi del club, y nos preparamos para nuestra siguiente etapa. Guavaberry Golf por la tarde.
UUUFFF, duro, una siesta vendría de perlas, pero París bien vale una misa.
En mi próxima aportación, descubriré más entresijos y secretos de este país de gentes amables y hospitalarias, de naturaleza explosiva y un saber vivir con lo que la Madre Tierra les otorga, que ya quisiera para si el hombre europeo.
Hasta entonces……