Resonó especialmente en el PGA Tour, donde incluso el porcentaje de victorias de Tiger Woods (22%) recuerda que el fracaso acecha en cada curva.
«Al fin y al cabo, todos somos un puñado de perdedores», dijo Xander Schauffele. «O ganas o aprendes», añadió Tony Finau.
Lo que nos lleva a Wyndham Clark, que con 68 golpes en la ronda final ganó el Wells Fargo Championship por cuatro sobre Xander Schauffele (70). Un talento fenomenal cuyos resultados no estaban a la altura de sus habilidades, Clark, Jugador del Año 2017 de la Pac-12 en Oregón, ya no podía ignorar la razón. Era frágil, palabra suya, y vivía y moría con cada golpe. Tras verle perder la calma una y otra vez, su equipo insistió en que lo abordara.
«Era eso o dejarlo», dijo Clark. «No me estaba divirtiendo».
Así empezó un viaje en el que se volcó en el aspecto mental, lo que significó no sólo acudir a un psicólogo deportivo, sino sumergirse en libros como «El obstáculo es el camino», de Ryan Holiday, y «El autobús de la energía», de Jon Gordon. Podría decirse que ha funcionado bien.
Después de un comienzo nervioso en el que Clark tiró su primer drive a los espectadores, hizo bogey en el primer hoyo y no pudo hacer birdie en el par 5 del séptimo, Schauffele le alcanzó e incluso le aventajó en un golpe. Sin inmutarse, Clark fue 5 bajo par en un tramo de 10 hoyos para tomar una ventaja de cinco golpes en el 18.
«Sentí que hoy, cuando no tuve el mejor comienzo al principio, me dije a mí mismo que me relajara, que tenía muchos hoyos más», dijo Clark, cuya primera victoria en el PGA Tour llegó en su 134ª salida y ganó 3,6 millones de dólares. «No puedes ganar el torneo después de los primeros hoyos en un domingo – pequeñas cosas donde en el pasado me hubiera puesto rápido y ya mi mente va hacia adelante».
Clark fue tercero en Strokes Ganados: Putting de la semana a pesar de estar en el puesto 74 en esa estadística de la temporada. También lideró el campo en Golpes Ganados: Approach the Green y SG: Tee-to-Green. Esto a pesar del hecho de que ocupó el puesto 63 en Precisión con el driver, cogiendo 23 de 56 calles.
Lo que era más difícil de medir era lo lejos que había llegado mentalmente.
Clark se planteó por primera vez dejar el golf hace una década, después de que su madre, Lise, muriera de cáncer de mama. Ella fue quien le inició en el golf, llevándole a los torneos, y le devolvió al centro cuando el juego le distraía. Sin ella, perdía la compostura en las eliminatorias de Oklahoma State y se enfadaba.
Esa tendencia le persiguió hasta las filas profesionales, hasta que decidió arreglarla.
«No quería ser la persona que fui en domingos anteriores en años anteriores», dijo, «porque esa persona, ya sabes, probablemente tira 2, 3 sobre par o incluso más y pierde la cabeza y se enfada ahí fuera y no controla sus emociones».
Por el contrario, hizo birdies en el octavo hoyo y en el 10, par 5. Mientras tanto, Schauffele comenzó a mostrar grietas, pulverizando sus drives cuando hizo bogey en los hoyos 9 y 11 mientras Clark retomaba el liderato. Amplió esa ventaja a cuatro golpes con un birdie en el 12, y luego hizo birdies en el 14 y el 15. Clark ya no parecía tan frágil.
«Tiene mucho talento, golpea muy lejos y es un jugador increíble», dijo Tony Finau, cuyo entrenador, Boyd Summerhays, también entrenaba a Clark. «Tiene algunas cualidades tangibles que son realmente buenas para el golf de alto nivel».
«Si lo resuelve mentalmente», continuó Finau, «lo que ha estado haciendo – y realmente trabajando en ello, es lo que parece – puede ser una fuerza aquí, sin duda».
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Fotos: PGA Tour
