El pasado jueves 13 de abril el Consejo de Informativos de RTVE emitía un comunicado por las declaraciones de Lucía Méndez en La Hora de la 1 tras la victoria de Jon Rahm en el Masters.
«Hombre, el golf es un deporte de élite., ajeno a las clases mayoritarias, un deporte de muchísima élite en España (…).
De hecho, este hombre es español, en fin, relativamente español… quiero decir. (…) Sin duda, es una alegría para los aficionados al golf. Y, sobre todo, porque hacer patria fuera de España está bien… Pero no es un triunfo que despierte entusiasmos en la población».
Las reacciones en las redes sociales no se hicieron esperar. Una avalancha de criticas cayó sobre la tertuliana, a la sazón periodista del diario El Mundo, obligando a RTVE a excusarse y, a la misma periodista, a salir para dar explicaciones, de aquella manera.
Más allá del hecho de que alguien, supuestamente informado, pueda tener semejante salida de pata de banco, queda la sensación, al menos a mi, de que en los casi treinta años que llevo ligado al mundo del golf, la percepción de lo que supone nuestro deporte en la población en general, poco o nada ha cambiado.
Algunas de las respuestas en los hilos de twitter volvían a los viejos tópicos. “Que si el golf es de “cayetanos”, que si el consumo de agua para que los señoritos se diviertan. Que si sólo pueden jugarlo unos pocos elegidos… “
Los mismos comentarios despectivos de hace treinta años.
Desde la RFEG se lleva años intentando cambiar esa percepción con campañas de comunicación, con más o menos éxito. Se han construido campos públicos, se ha promovido su práctica en los colegios y el número de licencias federativas ha crecido desde la pandemia, llegando a ser el tercer deporte en número de federados.
Los campos se riegan con aguas recicladas y están prohibidos las sustancias químicas perjudiciales para la naturaleza. Además, en muchos casos, son refugio de especies en peligro de extinción y es habitual, cuando estás jugando, cruzarte con muchos animales correteando libremente.
Pero todo esto y mucho más no es suficiente para evitar que, al final del día, salga alguien presuntamente informado y, por culpa de un absoluto desconocimiento de lo que es y significa el golf, provoque un debate que ponga en entredicho todo lo conseguido hasta ahora.
Suerte de que existen las redes sociales. La reacción del mundo del golf, al menos, ha servido para que, en claro efecto Streisand, se haya puesto de manifiesto que el bueno de Jon Rahm es español por los cuatro costados y que el golf, en España, hace tiempo que dejo de ser elitista.
Al final, habrá que agradecer a la periodista Lucía Méndez que su despectivo comentario sirva para comprender que aún queda trabajo por hacer y que, claramente, la comunidad del golf español está por la labor.
1 comentario en «Lo relativo del golf español»
Pertenezco a un club de campo rural, aunque juego por toda España. El club lo componen, autonomos, albañiles, dependientes, jubilados, maestros, empresarios, camareros….etc, etc. Aun asi han salido golfistas de elite y gran afición sin una gota de agua. Trasladenselo a esta elemento/a. Lo peor es que ademas es universitaria, aunque posiblemente no conozca los afluentes del guadiana en la margen derecha como la mayoria de su clase.
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