Dio espectáculo en su primera competición en siete meses, cerrando con tres birdies consecutivos y una gran sonrisa para un dos bajo, 69 golpes, en el Genesis Invitational, dejándole a cinco golpes de Max Homa y Keith Mitchell.
Sus piernas aguantaron bien, aunque seguían doloridas. La última tarea fue subir los 52 escalones hasta la sede del club para firmar su tarjeta. El siguiente paso es una vuelta rápida. Woods terminó sobre las 17.00, hora local, y tenía que empezar la segunda ronda a las 7.24 de la mañana.
«Fui capaz de luchar y ponerlo en marcha», dijo Woods. «Fue un bonito final».
Max Homa jugó por la mañana y también terminó con tres birdies seguidos para un 64. Mitchell jugó por la tarde e hizo birdies en los dos últimos hoyos para acompañarle.
Jon Rahm abrió con 65 golpes en su intento por volver al número 1 del mundo. Matt Kuchar se estrenó con un 30 en los nueve primeros hoyos y se conformó con un 66, junto con el dos veces campeón de un major Collin Morikawa y Harris English.
Casi nadie les estaba viendo. Era de esperar con Woods jugando. Ha acaparado toda la atención durante los últimos 25 años, y ahora los avistamientos de Tiger son escasos debido a unas piernas maltrechas por las operaciones de rodilla (izquierda) y un accidente de coche (derecha).
También estaba el asunto del óxido, que iba más allá de su golf. No oía este tipo de ruido desde el verano pasado en St. Andrews.
«Hacía mucho tiempo que no jugaba un torneo», dijo Woods. «No miraba tanto hacia arriba. Estuve intentando calmarme todo el día, averiguar qué estoy haciendo aquí. … Probablemente debería haber apreciado a los aficionados más de lo que lo hice, pero había tantas cosas en mi cabeza.»
El grupo sin duda ayudó. Por tercera vez en sus últimas cuatro apariciones en Riviera, Woods jugó junto a Justin Thomas y Rory McIlroy, dos de sus mejores amigos en el golf. Todos ellos hicieron birdie en el hoyo 18, McIlroy para un 67, Thomas para un 68.
Fue una delicia para los miles de personas que los siguieron.
