Scottie Scheffler (64, 10 bajo) y Jon Rahm (66, 8 bajo) ocupan el primer y segundo puesto, respectivamente.
Jason Day (71, cuatro detrás) y Rickie Fowler (66, cinco detrás), han estado donde Scheffler y Rahm están ahora, compitiendo regularmente y sintiendo la emoción y los terribles nervios de ello, están clamando por volver.
«Echo de menos… esas sensaciones los sábados y los domingos», dijo Day después de jugar 26 hoyos el viernes, ocho de ellos para completar su primera ronda retrasada por las heladas (65). «Normalmente cuando estoy en la pelea los domingos no duermo (el sábado) por la noche. Lo echo de menos».
A mitad del Phoenix Open, la tabla de líderes cuenta con dos tipos que están en lo más alto de la clasificación mundial, Scheffler y Rahm – cada uno podría recuperar el No. 1 dependiendo de lo que haga Rory McIlroy.
Scheffler y Rahm son números 2 y 3 del mundo, respectivamente; Day y Fowler ocupan los puestos 91 y 100 respectivamente. Sus dispares fortunas ponen de manifiesto lo difícil que es llegar a la cima de este deporte, y lo difícil que es recuperarse una vez que se ha caído.
«Está llegando», dijo Fowler, que volvió a Butch Harmon a finales del año pasado y ha terminado tres veces en el undécimo o mejor en seis participaciones esta temporada. «Pero es una especie de lucha”.
«Desafortunadamente», añadió, «hemos estado en el lado malo de esto un poco más de lo que nos gustaría, seguro. Nadie se queda en la parada. Nunca te quedas en tu mejor momento».
Jon Rahm, de 28 años, ha sido uno de los mejores desde que se hizo profesional en 2016. Ganó su primer evento del PGA Tour, el Farmers Insurance Open, y se coló entre los 10 mejores del mundo en menos de un año. El mes pasado ganó el Tournament of Champions y The American Express y volvió a competir en el Farmers (séptimo). Ganó dos veces en el DP World Tour al final de la temporada pasada y nunca ha terminado peor que décimo sexto en siete participaciones en Phoenix.
Lo que le sorprendió el viernes fue encontrarse con su madre y su abuela en el alborotado hoyo 16.
«Inesperado», dijo. «Muy inesperado. Me alegro de no haberlo sabido hasta que pegué el golpe, sinceramente, porque si no creo que me habría esforzado demasiado para que mi abuela viera un buen golpe.»
Sorpresa o no, salió bien: Rahm pegó su golpe de salida a dos metros y medio y embocó el putt para birdie.
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Fotos: PGA Tour
