Hace exactamente 50 años, un mes de abril de 1972, un jovencísimo Antonio Garrido llegaba a Gerona para disputar el primer torneo de lo que entonces se denominó el Tour Europeo. En su palmarés cuenta con 5 victorias en el DP World Tour y fue jugador de la histórica Ryder Cup de 1979, que abrió la puerta a los europeos por primera vez. Antonio nos cuenta con detalle y emoción cómo fueron sus inicios en el mundo del golf profesional.
“Tengo muchos recuerdos y ahora, cuando miras atrás, te das cuenta de cosas que antes no parecían tan importantes. Eres joven, estás trabajando, deseando hacer algo para tirar para adelante… y de repente te das cuenta de que han pasado 50 años hermosos.
Me hice profesional con 17 años. Jugaba lo que podía, los torneos a nivel nacional cuando se podía ir, cuando tenía dinero, que no era fácil. Hemos aprendido a base de golpes, y nunca mejor dicho. Afortunadamente he tenido suerte, porque me ayudaba la gente a la que yo llevaba los palos. Recuerdo a una señora, un encanto de mujer, que me preguntaba dónde iba a ir y me decía “¿cuánto te hace falta?” y de lo que yo le decía, me daba el doble, “y lo que te sobre, me lo devuelves”; y así hacía. Sin la ayuda de esta mujer no habría sido posible competir. Así a los 17 años me pude hacer profesional de golf. Si he tenido a tanta gente ayudándome a lo largo de mi vida, será que mi comportamiento no habrá sido malo, pero no sé si he sido lo suficientemente agradecido por todo lo que recibí.
Yo no fui a la escuela, aprendí a leer y a escribir en el Club de Campo; donde ahora está el caddy masters había una sala en la que había un profesor, y cuando no estábamos trabajando, a la escuela. Si no ibas, te mandaban a tu casa. Éramos como 90, 100 chavalines. Fue una época muy dura, durísima… teníamos la responsabilidad de llevar comida a casa y hacías lo que podías. Yo he tocado el infierno y ahora estoy tocando el cielo. El golf me lo ha dado todo.
¡Cómo no me voy a acordar del Open de España del 72! Tenía 27 años, estaba recién llegado del Club de Campo a Somosaguas, donde he estado 50 años. Yo no tenía palos, lo jugué con palos que me los prestó un señor, don Jesús, un socio de Somosaguas. Me gustaban muchísimo sus palos, me daban una seguridad inexplicable; me los prestó y gané el primer torneo del Tour; y luego se los devolví, ¡por supuesto! Jugué increíble, estaba muy nervioso, pero nervioso he estado siempre que he jugado un torneo importante. Tuve que jugar un desempate con Valentín Barrios. ¡Qué casualidades de la vida! Me lo he encontrado hoy en la estación cuando venía para acá.
Aquellos años fueron muy bonitos, me fue todo muy bien, fui evolucionando con mi trabajo, he tenido unos compañeros majísimos, especialmente Manolo (Piñero), mi gran compañero de vida y de viajes. Para mi es un hombre con una inteligencia especial. Me ha ayudado mucho a mi y a todo el mundo. Hemos vivido tantas… él siempre conducía en Inglaterra y siempre nos perdíamos, pero al final llegábamos a los torneos. No hablábamos inglés, y él ahora es un fenómeno.
Me preguntan mucho que si me divertía… ¿divertirme yo jugando al golf? ¿Ganándome el pan? No. Hay gente que decía que se divertía y yo decía, “ole tus narices” porque yo me divertía después, pero en el campo de golf, con la responsabilidad que tenía, jugándome la vida, no me divertía nada.
No éramos conscientes de lo que se estaba organizando y a dónde iba a llegar esto, a lo que es hoy en día. Hay que ser un visionario para imaginar en aquella época que hoy estaríamos aquí. Porque el juego es el mismo, la técnica y la habilidad son la misma; y en lo que ha evolucionado de forma impresionante es la preparación física y la herramienta. Los palos de aquella época… había que jugarlos, si le dabas mal y no le pegabas en el punto preciso, la mandabas a las matas; ahora le das mal y la bola sale para adelante. Al cambiar eso, cambia todo. Yo le digo a Manolo, si nosotros cogiéramos estas herramientas con 27 años, pues no sé qué habría pasado… ¿habríamos ganado? pues igual, no”.
El triunfo más importante de mi vida es tener la familia que tengo. Mi mujer Alicia y mis hijos Nacho, Alicia y Daniel. He tenido momentos muy duros en los que me hartaba y he querido dejar todo, y ellos me han ayudado a seguir adelante.
Yo no sé si les he enseñado a mis hijos la pasión por el golf. Mi hijo Nacho tenía casi más afición que su padre, estaba estudiando informática, llegó un momento que me dijo, “Papá, tengo un problema, no sé si dedicarme a esto, a esto o a las dos cosas” y le dije, dedícate a una cosa, a la que más te guste y yo te voy a apoyar siempre. Ese es el consejo que le he dado a mis hijos, y si se confunden, siempre voy a estar ahí. Pero no se confundió, llegó a lo más alto. Y Alicia también está organizando torneos de maravilla. Yo lo que les he enseñado es a ganarse la vida. Siempre les digo, prudencia y humildad, no presumir nunca y ser una persona honesta. Si quieres ser feliz, confórmate con lo que tienes, que es lo más bonito que hay y vive por debajo de tus posibilidades. Esa es mi filosofía de la vida.
La victoria más importante de mi carrera fue en el año 66, el Campeonato de Castilla en el Club de Campo, aquel fue el punto de partida; yo tenía 22 años, jugué y se clasificaban 8 jugadores para el Match Play final. Gané a Valentín Barrios, a Ramón Sota, a Ángel Miguel, a todos esos señores tan importantes y dije, “Antonio, si has hecho esto, puedes valer para esto¨. Tengo el trofeo en casa, y es la joya número 1.
Tengo 78 años y me encuentro muy bien. Todos los días camino 10 kilómetros, 8 para adelante y 2 para atrás. Una vez me paró un señor por la calle cuando iba caminando para atrás y me preguntó por qué lo hacía, le dije que para reforzar las piernas y porque me gusta, y debía ser médico porque me dijo, “todo eso está muy bien, pero hágalo toda su vida porque es muy bueno para su cerebro”. Sigo jugando todo lo que puedo; juego los torneos del Circuito de Madrid, que salgo de azules y lo paso bomba, y me voy a Galicia donde me hacen jugar de blancas y no llego a nada, pero me lo paso fenomenal.
Estoy feliz de estar aquí, agradecido y sorprendido por la cantidad de jóvenes y magníficos jugadores que hay. Es impresionante y le doy la enhorabuena al Tour por todo lo que han logrado en estos 50 años”.