La felicidad es llegar al hoyo 72 del Masters con cinco golpes de ventaja. La alegría es lo que viene después, incluso después de fallar dos pequeños putts en el último green, errores más sorprendentes que significativos, porque Scheffler ya había hecho el trabajo duro.
Para entonces, Scheffler había resistido los desafíos de Cameron Smith, que jugaba con él en el emparejamiento final, y de Rory McIlroy, que empezó el día con 10 golpes de desventaja y entró de lleno en la lucha con un 64.
Pero Scheffler respondió a las amenazas de cerca y de lejos. Smith llegó hasta el hoyo 12 y McIlroy se quedó sin hoyos. Con un golf sublime, Scheffler se convirtió en el décimo tejano en ganar una Chaqueta Verde y reforzó su condición de golfista número 1 del mundo.
A sus 25 años terminó con diez bajo par, después de un cierre de 71, tres golpes por delante de Rory McIlroy y cinco mejor que Cameron Smith y Shane Lowry. Collin Morikawa fue el siguiente con 284, seguido de Corey Conners y Will Zalatoris.
El convincente resultado fue muy diferente del estado de ánimo de Scheffler a primera hora del domingo, cuando estaba angustiado por el estrés del momento mientras pasaba las largas horas entre el despertar y el tee de salida con su esposa, Meredith, en su casa de alquiler.
«Lloré como un bebé esta mañana», dijo Scheffler. «Estaba tan estresado. No sabía qué hacer. Estaba sentado diciéndole a Meredith: ‘No creo que esté preparado para esto. No estoy preparado, no me siento preparado para este tipo de cosas’, y me sentía abrumado».
La pareja habló de su fe, de aceptar lo que fuera a suceder, y Scheffler consiguió calmarse. «Mi identidad no es una puntuación de golf», dijo Scheffler, aunque los números recientes le han definido como si estuviera en el cenit de este deporte.
Scottie Scheffler ha jugado 65 torneos del PGA Tour como profesional antes de que se llevara el tirunfo en Phoenix a mediados de febrero. Desde entonces, su récord ha sido entre candente y abrasador, tan dominante como lo era en los círculos juveniles de Dallas cuando crecía, siendo el Masters su cuarta victoria en seis torneos.
El último jugador que recorrió Magnolia Lane un domingo por la noche en abril con cuatro victorias, incluido el Masters, en una temporada fue Arnold Palmer en 1960. Scheffler tardó sólo 42 días desde su primera victoria hasta convertirse en el número 1 del mundo, pero su estancia en la cima parece que durará mucho más.
El desempeño de los españoles no ha sido el esperado. Sergio García terminó vigésimo tercero con una tarjeta final de 71 golpes cerrada con tres birdies en los últimos cuatro hoyos. Se le volvió a atragantar el once donde firmó un doble bogey.
Por su parte Jon Rahm cerró el torneo con la mejor vuelta de la semana un 69 que no mitiga la frustración del de Barrika que no termina de encontrar el juego que le llevó a la primera posición del golf mundial. El vigésimo séptimo puesto es el peor de todos en sus apariciones en el Augusta National.
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Fotos: The Masters