Por supuesto, también está el componente no tan insignificante de una bolsa de 12 millones de dólares, de los cuales 2,16 millones están reservados para el campeón. Un gran premio, sin duda.
No es de extrañar que todos los que están entre los once primeros de la Clasificación Mundial Oficial de Golf estén comprometidos. Scottie Scheffler ascendió al noveno puesto con su victoria. Su víctima en el desempate en el TPC Scottsdale, Patrick Cantlay, subió un puesto hasta el tercero.
El Riviera Country Club es todo lo que los jugadores recuerdan y quieren, es el escenario ideal. Sin cambios impactantes, un par 71 de 7.322 yardas. La hierba Kikuya cubre todas las áreas, excepto las superficies de putt que no se han resembrado. La única capa de rough es de sólo cuatro centímetros, no impide que los greens de 700 metros cuadrados defiendan el par.
Los greens de Poa están marcados en 12½ pies en el Stimpmeter. Con un tiempo excepcional que se espera para toda la semana, Riviera presentará su mejor versión.
Patrick Cantlay es la mayor amenaza en el torneo ha jugado más golf de alta tensión que nadie en 2022, pero no ha afectado a su rendimiento aunque no haya ganado. Todavía. Su magnífico récord en la Riviera refuerza esa amenaza.
Cuando se llega al punto en que las victorias definen el éxito, un décimo en el TPC Scottsdale se queda corto. Sin embargo, Jon Rahm, aún sin su juego “A” es un monstruo sin importar cuándo y dónde. Un quinto y un noveno son sus mejores resultados en Riviera desde que debutó en 2019.
Sin olvidar, por supuesto, a Collin Morikawa. Aunque su inicio de temporada no haya sido todo lo estelar que fue su final en 2021, su talento sigue ahí, a la espera de salir en un escenario tan rutilante como Riviera Country Club. Otros nombres a tener en cuenta, los de siempre, Hideki Matsuyama, Rory McIlroy, Victor Hovland y Sergio García. El castellonense vuelve al PGA Tour después de su paso por Arabia Saudí.
